jueves, 28 de marzo de 2024
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"El escapulario es un signo de protección": recuerdan las Carmelitas Descalzas de Bogotá

Bogotá (Jueves, 14-07-2016, Gaudium Press) El próximo 16 de julio se conmemora la festividad de Nuestra Señora del Carmen. Unida a esta celebración está la devoción al Escapulario. Para conocer más de cerca el origen de esta devoción, relacionada también con la Orden del Carmelo, la Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones de la Arquidiócesis de Bogotá visitó el Convento de las Carmelitas Descalzas de la capital colombiana.

Cuatro de las religiosas compartieron su experiencia en el Carmelo y el significado que tiene para ellas la devoción al Escapulario.

«El escapulario es un signo de protección (…) Hubo un momento, cuando la Orden pasó a Europa, que había peligro de que no fuera reconocida por el Papa. Y el que era General de la Orden, San Simón Stock, recibió como prenda del a Virgen el Escapulario, como una muestra de que la Orden iba a seguir adelante», explicó la hermana Fátima de Jesús, Carmelita Descalza, sobre el origen de la devoción.

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Hermanas Carmelitas Descalzas, Bogotá / Foto: OAC.

Dijo también que el hábito que utilizan tiene el escapulario, y el que comúnmente llevan los fieles, simula justamente el que ellas utilizan. «Nuestro hábito tiene el escapulario. Y esta es una pequeña prenda que simula el que usamos nosotras, porque muchos laicos se allegaron a las espiritualidades, no sólo del Carmelo, sino de otras órdenes. Y entonces participaban utilizando el escapulario», comentó.

A Colombia la devoción llegó con la primera comunidad del Carmelo Descalzo de Bogotá, cuya casa se ubicó en el Camerín del Carmen, barrio La Candelaria. De allí se expandió a otras ciudades del país. «Nosotras de toda la vida trabajamos en el bordado y la costura de esta prenda», agregó.

Esta elaboración del Escapulario se hace en constante oración, como lo comentó la hermana Socorro del Santísimo Sacramento: «La elaboración de los Escapularios lo hacemos en oración, porque siempre estamos trabajando en oración por las personas que van a llevar el escapulario, para que ellos sientan la protección maternal de María, y siempre encomendando los sábados, de manera especial, a los que llevan el escapulario».

«Lo importante es que la persona sienta que es una protección de la Santísima Virgen, y que donde estén con el escapulario, recuerden su presencia», agregó la Hermana Lucila María de la Cruz.

Sobre esto también se refirió la Madre Marcia de la Trinidad: «Lo más importante es el compromiso de la persona, porque no es algo mágico (…) pidiéndole a Ella su protección para que nuestra vida cristiana sea auténtica».

Precisamente la promesa que dejó Nuestra Señora al que lleve con Devoción el Escapulario, conocida como «Promesa Sabatina», es que Ella lo preservará del infierno.

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El Escapulario.

Fue la Virgen el 15 de julio de 1251 quien se le apareció a San Simón Stock, General de la Orden Carmelitana. Dicen que se le presentó circundada de ángeles entregándole como prenda de su amor de Madre el Santo Escapulario, prometiéndole su protección y asegurando que cuantos muriesen revestidos con él no se condenarán. «El que muriere con el Escapulario no padecerá el fuego del infierno», fueron las palabras de Nuestra Señora.

Concluyendo la entrevista, la hermana Fátima de Jesús, dirigió un mensaje con motivo de la fiesta de la Virgen del Carmen: «Ella -la Virgen- está presente, Ella es nuestra Madre, nuestra hermana, nuestra amiga, Ella nos protege, Ella nos cubre bajo su manto. Eso lo creemos, eso nos hace felices. Y llevar su escapulario nos lo recuerda en cada momento de nuestra vida. Así que aprovechemos esta oportunidad de tener a María cerca, con nosotros, que nos lleve de la mano, que nos lleve a Jesús. Porque eso es lo que Ella hace: Ella es la hermosura, Ella es la flor, Ella es el encanto, Ella es la reina del Carmelo (…)».

Himno en honor a la Virgen del Carmen

Flor del Carmelo, viña florida, esplendor del cielo, Virgen fecunda y singular. Madre tierna, intacta de hombre, muéstrate propicia con los carmelitas ¡Estrella del mar!

Raíz de Jesé que has germinado una flor -Jesús-, permítenos estar siempre cerca de ti. Lirio que creces entre las espinas, consérvanos puros, a nosotros que somos tan débiles.

En las dudas danos consejos prudentes, en las adversidades danos tu consuelo. Tú que eres la armadura fuerte del que lucha, cuando la guerra enfurece, danos la defensa de tu escapulario.

Dulce Madre, Virgen purísima, muéstrate propicia a los cristianos, Estrella del Mar. Puerta y llave del paraíso, Madre haz que alcancemos el lugar donde estás coronada de gloria. Amén. Aleluya.

Con información de la Oficina Arquidiocesana de Comunicaciones (OAC).

 

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