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"Nuestros contemporáneos necesitan convertir su corazón si quieren entender el significado más profundo del mensaje de Fátima": Cardenal Sarah

Redacción (Viernes, 24-02-2017, Gaudium Press) Con motivo del Centenario de las Apariciones de Fátima la editorial francesa ‘Traditions Monastiques’ publicó «Fátima. María te confía el secreto de su corazón», un hermoso libro ilustrado para niños que explica el mensaje que hace 100 años dio Nuestra Señora Francisco, Jacinta y Lucía, los tres pastorcitos videntes.

La obra cuenta con un especial regalo: el prólogo del Cardenal Robert Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, quien habla del gran significado, muy actual, que ofrece el mensaje de Fátima, así como la presencia mariana en nuestros días.

«La lectura de este hermoso libro, bien ilustrado, nos hace entender que nuestro contemporáneos, cuya mentalidad está impregnada de relativismo y hedonismo, necesitan convertir su corazón si quieren entender el significado más profundo del mensaje de Fátima. Sin embargo, los autores apuestan sobre el hecho de que los niños, sin duda de manera más fácil que los adultos, son capaces de adherirse espontáneamente a los aspectos que pueden parecer más duros o austeros del mensaje de Fátima», escribe el purpurado, según ilustra ‘La Nuova Bussola Quotidiana’, medio de comunicación italiano, que publicó el prólogo.

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Cardenal Robert Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos / Foto: Gustavo Kralj – Gaudium Press.

Al respecto, el Cardenal reflexiona: «Nuestra Madre celestial, en Fátima como en Lourdes, en Pontmain como en La Salette -por citar sólo algunas de las apariciones marianas más conocidas- ¿acaso no eligió a niños, y a niños pobres, para revelarnos el secreto de su Corazón Inmaculado?».

Continuando, dice que el secreto de Fátima es nada más que el Evangelio, «pero el Evangelio sin oropeles, sin acomodarse con el espíritu de un mundo que se abre todas las corrientes, tolerante, irreligioso o amoral, porque esta Buena Nueva del Evangelio es anuncio de la Salvación».

Subrayando el hecho de que los beatos Francisco y Jacinta se tomaron en serio la salvación de las almas, destaca los sacrificios que a diario ofrecían por la conversión de los pecadores, que muy a menudo eran difíciles para los niños, como fue ofrecer su propia enfermedad.

Es este sacrificio y pureza de los niños lo que trae la verdadera alegría. Así lo escribe el Cardenal Sarah: «También este mundo, aparentemente feliz, inundado de luces de todos los colores, borracho de felicidad, es un mundo infinitamente triste porque está contaminado por el pecado y la violencia ciega. Sólo la pureza y el sacrificio de los niños pueden devolver al mundo la verdadera alegría, la que viene del cielo».

Sobre esto, el purpurado reflexiona: «Sacrificio, penitencia, reparación por las ofensas, consagración de uno mismo: ¿estamos preparados para acoger estas palabras que más o menos hemos borrado -o prohibido-, de nuestro lenguaje? Y, sin embargo, estas palabras corresponden a realidades espirituales que son esenciales, porque están todas ellas presentes y asumidas en la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo».

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En este sentido, el Prefecto de la Congregación para el Culto Divino señala ser muy sensible «a la preocupación de todos esos padres que desean que la educación de sus hijos esté impregnada de estas realidades ineluctables, signo de alegría en esta tierra y de felicidad eterna en la patria definitiva hacia la que nos encaminamos todos».

Al concluir el prólogo, el Cardenal destaca los caminos de santificación que las autoras del libro, muestran en sus escritos e ilustraciones y llama a tomar como modelo a los pastorcillos de Fátima quienes se dejaron transformar por el Amor de Dios y si misericordia.

«Contemplando las llagas del Señor Jesús, y de manera particular de su corazón traspasado, al que está íntimamente unido el Corazón Inmaculado y doloroso de María, estamos llamados a dejarnos plasmar por Aquel que es el Cordero sin mancha, hasta convertirnos en una sola cosa con Él», finaliza.

Con información de Fundación Cari Filli.

 

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