domingo, 24 de noviembre de 2024
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Mons. Charles Chaput propone la caballería medieval como inspiración para "nuevos hombres"

Phoenix (Martes, 06-02-2018, Gaudium Press) El Arzobispo de Filadelfia, Estados Unidos, Mons. Charles Chaput, presidió una conferencia en el Congreso Into The Breach sobre la pastoral de los varones en la Diócesis de Phoenix, Estados Unidos. En su intervención, el prelado criticó con claridad la erosión del concepto de masculinidad en la cultura y propuso ejemplos históricos como el de los templarios medievales como inspiración para los hombres de hoy. «La masculinidad, hermanos, es un asunto de biología. Simplemente sucede», expuso el Arzobispo. «La hombría debe ser aprendida y merecida y enseñada. Esa es nuestra tarea».

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El ideal de la caballería medieval permanece atractivo a la imaginación de los hombres por reflejar aspectos esenciales de su identidad. Foto: Francisco Lecaros / Gaudium Press.

El prelado tituló su presentación «Memoria, Sexualidad y el Nuevo Hombre». El primero de estos elementos, la memoria, fue destacado como un importante componente de la identidad. Y como un ejercicio de memoria, Mons. Chaput recordó la historia de los Caballeros Templarios, según informó Crisis Magazine. «Exactamente hace 900 años, en el año 1118-19, un pequeño grupo de hombres se reunió en Jerusalén para formar una comunidad religiosa», expuso el Arzobispo. Estos hombres deseaban vivir una vida de oración y servicio, pero terminaron sirviendo de una forma inesperada, al verse obligados a poner al servicio de los creyentes sus habilidades militares en la protección de los peregrinos y los Santos Lugares.

A pesar de sus modestos inicios, su crecimiento y la aprobación papal de la orden llevaron a los templarios a convertirse «en la más efectiva fuerza militar cristiana en Tierra Santa durante casi 200 años». El prelado recordó las alabanzas de San Bernardo a la orden, contenidas en el texto «Elogio de la Nueva Caballería». «Pero presten especial a esa expresión: ‘La Nueva Caballería'». La caballería medieval tuvo sus inicios en una profesión militar caracterizada por la vanidad, la violencia y el desenfreno, que durante siglos fue canalizada por la Iglesia y la nobleza hacia un ideal distinto.Los Templarios eran la expresión de esa meta: «una nueva orden de nuevos hombres cristianos, hábiles en las armas, viviendo como hermanos, comprometidos en la oración, la austeridad, la castidad y devotos radicalmente en servir a la Iglesia y su pueblo, especialmente los débiles», comentó el prelado.

Mons. Chaput describió el cristianismo como una «religión combativa» que despierta en los hombres un desafío. «Los hombres necesitan un reto. Los hombres necesitan ponerse a prueba y demostrar su valor», indicó. «los hombres se sienten más vivos cuando están entregándose a un propósito más elevado que su propio comfort». Los hombres han seguido la vocación a reglas demandantes en congregaciones religiosas «no para huir del mundo sino para transformarlo». «Es por esto que el ideal de la caballería – a pesar de todas las fantasías de videojuegos y conspiraciones masónicas que el mundo trata de añadirle – todavía tiene un fuerte agarre en los corazones y la imaginación de los hombre», explicó. «Como hombres, estamos diseñados por naturaleza y confirmados por la Palabra de Dios para hacer tres cosas principales: proveer, proteger y dirigir, no por nuestro propio interés, no por nuestras vacías vanidades y apetitos, sino en servicio a otros».

«Los hombres, todos nosotros, tanto clérigos como laicos, tenemos una responsabilidad especial porque el Evangelio nos encomienda ser líderes», afirmó Mons. Chaput. «Eso no nos hace mejores que cualquier otra persona. No le quita nada al genio de las mujeres o la igualdad de mujeres y hombres. Pero los seres humanos no son unidades idénticas. No somos piezas intercambiables de maquinaria social». Desconocer estas diferencias hace que las personas pierdan la noción incluso de su propio cuerpo y caiga en errores como la ideología de género el transhumanismo o las depravaciones sexuales. «El mundo necesita hombres católicos fieles, hombres con hambre de ser Santos. El papel de un esposo y padre católico, un hombre que sacrifica sus propios deseos, por amor, para servir las necesidades de su esposa y sus hijos, es la piedra angular de la vida de un hogar cristiano».

Como parte del llamado específico del varón, el Arzobispo advirtió con claridad el deber de resguardarse de modo especial de la infidelidad y la pornografía y cultivar la caballerosidad, el respeto y el buen trato, desdibujado por la vulgaridad e indecencia comunes en la época actual. A los hombres casados, les recomendó tener hijos y entregarles su tiempo y su corazón. «Sólo hay una manera que alguno de nosotros llegue alguna vez a convertirse en un genuino hombre nuevo, un hombre nuevo hasta en nuestra estructura celular; el nuevo hombre que necesitan nuestras familias, nuestra cultura y nuestro mundo», resumió Mons. Chaput. «Es dándonos totalmente a Dios».

Finalmente, el Arzobispo resumió las 22 reglas del Manual de un Caballero Cristiano de Erasmo de Rotterdam, que propuso a los varones como normas para los nuevos caballeros de hoy:

Regla 1: Profundiza y aumenta tu fe.
Regla 2: Actúa en tu fe; hazla un testimonio viviente a los demás.
Regla 3: Analiza y comprende tus miedos; no seas gobernado por ellos.
Regla 4: Haz de Jesucristo la única guía y el único objetivo de tu vida.
Regla 5: Aléjate de las cosas materiales; no seas propiedad de ellas.
Regla 6: Entrena tu mente para distinguir la verdadera naturaleza del bien y el mal.
Regla 7: Nunca permitas que cualquier falla o retroceso te aleje de Dios.
Regla 8: Encara a la tentación guiado por Dios, no por preocupaciones o excusas.
Regla 9: Está siempre preparado para los ataques de aquellos que temen al Evangelio y se resienten de lo bueno.
Regla 10: Siempre prepárate para la tentación. Y haz lo que puedas para evitarla.
Regla 11: Está alerta a dos peligros especiales: la cobardía moral y el orgullo personal.
Regla 12: Enfréntate a tus debilidades y conviértelas en fortalezas.
Regla 13: Trata cada batalla como si fuera la última.
Regla 14: Una vida de virtud no tiene lugar para el vicio; los pequeños vicios que toleramos se vuelven los más mortales.
Regla 15: Toda decisión importante tiene alternativas; piense en ellas clara y honestamente a la luz de lo que es correcto.
Regla 16: Nunca, nunca renuncies o cedas en cualquier asunto de sustancia moral.
Regla 17: Siempre ten un plan de acción. Las batallas a menudo se ganan o pierden antes de que comiencen.
Regla 18: Siempre piensa detenidamente, por adelantado, las consecuencias de tus elecciones y acciones.
Regla 19: No hagas nada, en público o en privado, que las personas que amas no estimarían.
Regla 20: La virtud es su propia recompensa; no necesita aplausos.
Regla 21: La vida es exigente y breve; haz que cuente.
Regla 22: Admite y arrepiéntete de tus errores, nunca pierdas la esperanza, alienta a tus hermanos, y luego comienza nuevamente.

Con información de Crisis Magazine.

 

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