París (Viernes, 13-04-2018, Gaudium Press) El pasado lunes el presidente de Francia, Emmanuel Macron, ofreció un amplio discurso ante los obispos de Francia, en el famoso colegio de los Bernardinos. Las reacciones son múltiples.
Macron manifestó su voluntad de «reparar» «el lazo estropeado» entre la Iglesia y el Estado, que en palabras de un seguidor del presidente francés, había sido afectado por la discusiones sobre matrimonio dadas en el gobierno anterior.
Habló el presidente de la trascendencia que debe sobreponerse al materialismo, invitó a los católicos a despertar la consciencia política de la nación, a edificar el cuerpo social, temas que fueron bien recibidos por el auditorio. El tono amistoso del presidente francés causó en líneas generales buena impresión entre los católicos. Sin embargo, no pocos manifestaron sus inquietudes.
Antes del discurso presidencial, habló Mons. Pierre-Marie Carré, vicepresidente de la conferencia episcopal francesa: «Era una ocasión de dialogar delante testigos y no unicamente en la intimidad de una reunión a puertas cerradas. No sé que saldrá, pero era una manera de fijar una cita. Y vamos a tomarla al pie de la letra».
Los temas bioéticos
Quedan entretanto dudas sobre los temas bioéticos, de los cuáles hizo amplia exposición el presidente de la Conferencia Episcopal, Mons. Georges Pontier, en el discurso previo al del presidente Macron.
«Su discurso es interesante, expresó Joseph Thouvenel -vicepresidente de la Confederación Francesa de Trabajadores Cristianos-. Pero eso que me irrita es ver la no conformidad entre las palabras y los actos. Emmanuel Macron acaba de hacer la crítica del materialismo, ¿pero como se traduce aquello en sus valores? ¿No hace prevalecer el materialismo sobre la trascendencia cuando hace abrir las grandes superficies [comercios grandes] el domingo? No se puede hacer el elogio de los voluntarios y al mismo tiempo prohibir la capacidad del voluntariado. Es la misma cosa con la bioética. Él ha hablado de la dignidad de la persona humana pero él entiende llevar una legislación sobre el derecho de dar la muerte con la eutanasia».
En la misma línea se pronunció Philippe de Roux, del movimiento Refundación: «Emmanuel Macron fue gentil con los católicos. Pero no es suficiente ser gentil, es preciso ser verdadero. Sobre algunos temas permanezco bastante insatisfecho. (…) En política, existe siempre la prueba de los hechos. Es verdad que lo real es complejo pero la cuestion central es aquella de la verdad. Una inyección letal de cloruro de potasio que provoca un paro cardiaco, es una verdad concreta», dijo, refiriéndose a un procedimiento eutanásico típico.
Con información de Le Parisien y Famille Chrétienne
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