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Concluye Asamblea "Familia en el África de hoy"

Brazzaville (Viernes, 18-07-2014, Gaudium Press) La familia es la célula madre de la sociedad. En todos los tiempos fue el bastión de integración entre el individuo y la sociedad. Ha sido ella objeto de atención de muchos Papas y particularmente del Papa Francisco, que convocó un Sínodo a ser realizado en el Vaticano entre el 5 y 19 de octubre, de este año.

Participando de esa misma preocupación los obispos de la ACERAC (Asociaciones de las Conferencias Episcopales del África Central) realizaron en la primera quincena del mes de julio en la ciudad de Brazzaville (República del Congo) la 10 Asamblea plenaria con el tema: «Familia en el África de hoy».

En la fiesta de Nuestra Señora del Carmen, 16 de julio, emitieron un documento del resultado de esos días de estudio y oración.

La importancia de la familia, hoy

Muestran los obispos la importancia de la familia cristiana en nuestros días, pues ella constituyó la fuente donde se edifica la sociedad, de esa forma es deber «promoverla, protegerla y defenderla». Es en el seno familiar que la persona nace, se torna ser y tiene su destino. Es dentro de ella que se gana un nombre, se es reconocido e identificado, para después ser introducido en el complejo relacionamiento del bien vivir. Allá se recibe la primera educación. Se concluye que es un lugar donde preponderantemente se tienen las primeras experiencias humanas, eso sobre todo y particularmente en el contexto africano.

La crisis de la familia

Los participantes de la conferencia apuntan ataques a la institución familiar que es un denominador común, en todo el mundo. Especialmente entre ellos enumeran las tensiones socio-políticas que repercuten de manera insidiosa en la célula familiar. Afirma el documento que hay una influencia de la civilización contemporánea que «marcada de un utilitarismo, individualismo y la gratuidad que hace que la esencia del amor se desvanezca, en provecho de negocios». Son corroídos, de ese modo, los valores tradicionales familiares, por situaciones sexuales que antes eran marginalizadas y quieren ser actualmente reconocidas, autenticadas y legalizadas.

La familia cristiana

Los signatarios del documento muestran que esa crisis, o esos elementos que corroen la institución de la familia afectan particularmente el matrimonio católico.

Abordan el especial papel de la Iglesia como Madre y Maestra y recuerdan que la persona humana es llamada fundamentalmente para el amor. Pues el hombre creado a imagen y semejanza de Dios, esa persona, vive un misterio de apertura con los otros y de comunión. Ahora, «eso es precisamente en la familia que se realiza, esa vocación de manera privilegiada. De donde proviene que la primera definición de familia es: una comunidad de vida y amor». Se trata de una comunidad de personas, que es la primera célula de la sociedad humana. Allá el ser humano encuentra su raíz, el lugar de origen de su vida y su desarrollo, no solamente en el aspecto natural que es tan importante, sino también en la Iglesia-Familia de Dios. A este título es que la familia significa al mismo tiempo lugar y donde pasa el futuro de la humanidad, que es la Iglesia. Apunta a la importancia del sacramento matrimonial, punto de unión y de protección contra los factores que intentan disgregar esa sociedad instituida por Dios.

Los obispos reunidos, en Brazzaville, proponen 21 puntos como conclusión de la Asamblea de la ACERAC. Entre ellos fortificar y reestructurar la pastoral familiar en las diferentes diócesis y conferencias episcopales. Mejorar la preparación al matrimonio, pues matrimonio es una vocación. Comenzar en el seno familiar y más próximamente en el compromiso. Esa preparación debe ser asegurada conjuntamente con la familia, los padres y las pastorales familiares.

Enseñar un verdadero sentido del amor, no utilitario, egoísta, sino aportar el sentido de la donación. Resistir a los ataques de sectas que buscan desestabilizar la armonía familiar causando división. Cuidar de la educación de los hijos, que cabe inicialmente a los padres. Nutrir la vida espiritual en familia como enseña los Hechos de los Apóstoles y promover el celibato cristiano.

Concluyen los obispos, que hay que unirse para combatir la crisis que «no es necesariamente negativa. Ella puede incluso ser estructurada y bien gestionada. Las dificultades vividas por las familias de hoy, son probablemente un llamado del Espíritu Santo, para esa reestructuración y promoción de la familia en general, de la familia cristiana en particular dentro de la nueva evangelización. Que la Sagrada Familia continúe inspirando y proteja a nuestras familias para que continúen reflejando la imagen de la familia trinitaria». (JSG)

De la Redacción con información de la «Association des Conferences Espiscopales de la Region de L’ Áfrique Centrale»

 

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