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"El título de Maestro que recibió Jesús se hace un reto para los que queremos seguirlo"

Medellín (Miércoles, 07-07-2010, Gaudium Press) Cada vocación surge de manera y de forma distinta, en su crecimiento y consolidación influyen no solo los contextos sociales sino también los testimonio de familiares y sacerdotes cercanos.
El padre Diego Alberto Uribe Castrillon, delegado Arquidiócesano para la Liturgia en la Arquidiócesis de Medellín, y docente de la Universidad Pontificia Bolivariana, comparte con los lectores de Gaudium Press parte de su vida como docente y sacerdote

«La vocación es siempre un misterio, Dios se va manifestando en la vida misma del creyente y va indicando los caminos. Hay tres elementos que permiten descubrir la vocación: La vida familiar que nos muestra a Dios, la vida parroquial en la que cada uno siente a qué lo llama el Señor y el testimonio de sacerdotes ejemplares que nos motivan. Sumadas estas realidades, siendo estudiante de Arquitectura en la Universidad Nacional en Medellín, Dios me mostró el camino del seminario y me regaló el testimonio de quienes me formaron y acompañaron mi respuesta al Señor», expresó el padre Diego Uribe.

Una vez el padre Diego Uribe le dio el sí definitivo al Señor, y luego de su formación como seminarista, recibió su Ministerio Sacerdotal de manos del papa Juan Pablo II, quien visito la ciudad durante en el año de 1986. Actualmente el presbítero es delegado Arquidiócesano para la Liturgia en la Arquidiócesis de Medellín, y docente de la Universidad Pontificia Bolivariana.
Para este padre enamorado de su sacerdocio lo que más le gusta de su ministerio es «la alegría de comunicar al Señor, de llevar al corazón de todos la Palabra y los Sacramentos que nos hacen hijos y hermanos en la fe, la dicha de celebrar actuando en persona de Cristo y de hacer presente al Señor en la vida de todos».

La tarea de evangelizar

Evangelizar es una labor que requiere de máxima dedicación, comprensión, entrega, tolerancia y aceptación del prójimo en todas sus manifestaciones. Los sacerdotes enfrentan a diario está gran misión, en sociedades en donde los problemas sociales, económicos y culturales permanecen. Por ello, según el padre Diego, uno de los retos más importantes de los sacerdotes hoy es «evangelizar una cultura tan cambiante y compleja, llevar la esperanza al mundo, acompañar el camino de la fe de los creyentes, ser de algún modo, novedoso y alegre, misionero de la fe en un mundo maravilloso pero también necesitado de la palabra de la verdad y de la vida», explicó.

Y ha sido precisamente a través de la docencia que el padre Diego Uribe ha compartido su amor a Dios, sus conocimientos y su sabiduría. «Son ya 24 años como profesor de Teología. Formar enseñando le permite al maestro aprender de sus discípulos. La tarea docente me ha permitido participar activamente en la formación académica de más de ochocientos sacerdotes, contando allí los alumnos de los Seminarios y Comunidades que ahora son sacerdotes e incluso dos de ellos ya Obispos. Es una gran alegría poder enseñar el Misterio de Cristo, materia de la cual soy Titular. He sido también maestro de Mariología. La Madre del Señor enseña, anuncia y evangeliza. Acercarse a su conocimiento nos descubre el mejor testimonio de fidelidad a Dios y al Evangelio que es la Virgen Madre. También en los últimos cinco años he sido docente de Cristología en las distintas carreras de la Universidad Pontificia Bolivariana que incluye este tratado en el Ciclo Básico Formativo de los estudiantes. Es una genialidad enseñar el misterio de Cristo a quienes avanzan en unas áreas tan diversas, los casi 500 alumnos que he tenido en esta experiencia, han podido conocer y aprender a amar al Señor de la vida», expresó el sacerdote.

Ser sacerdote y educador es un gran reto, y una combinación que sin duda ejerció durante mucho tiempo Jesucristo, pues educar traspasa las barreras de las aulas y se impregna en los hogares, los barrios y las comunidades. «El título de Maestro que recibió Jesús se hace un reto para los que queremos seguirlo. Mi madre es Maestra, educadora ejemplar de más de 50 años de experiencia y me enseñó que esta faceta del sacerdote se ejerce siempre, ya en la predicación, ya en el diálogo, ya en el consejo, guiando a los demás con la misma alegría de Cristo, maestro y pastor», añadió el presbítero.

«La Eucaristía es el centro de la fe»

El padre Diego Alberto Uribe comparte su misión educadora con su amor a la Liturgia; actualmente es el Delegado Arzobispal para la Liturgia y Maestro de las celebraciones litúrgicas de la Catedral de Medellín.

«Es una experiencia maravillosa que ya vivía desde el Seminario. La Catedral de Medellín es en sí misma elocuencia de la fe y el Servicio Litúrgico allí es escuela de fe también. La cercanía al servicio del Obispo hace que esta tarea sea una experiencia intensa de evangelización. La Liturgia es quizá el único contacto que muchos tienen con el Misterio de Dios, por eso cuidar las Celebraciones y animar la Liturgia de una Arquidiócesis como esta es poder proponer en cada celebración una oportunidad de conocer y amar a Dios mientras que se recibe su gracia en los sacramentos».

De este modo, preparar cada Eucaristía de manera especial es fundamental para la Iglesia, pues ésta es el medio a través del cual miles de católicos sienten y viven a Cristo presente en sus vidas. «La Eucaristía es el centro de la fe, el Sacramento de la fe. Me limito a la admirable expresión de la Beata Laura Montoya: la Eucaristía es «el corazón de mi Dios y el Dios de mi corazón».
Por ello, «La fórmula no es precisamente multiplicar signos ‘atractivos’. Es poder celebrar con tal dignidad, alegría y sentido de la fe, que la comunidad pueda encontrar a Dios en cada Sacramento. No es llenar las iglesias de «público», como a veces se espera, es llenar a los fieles con la luz de la fe, de tal manera que cada celebración lleve la Buena Noticia del Señor y acerque a muchos al amor de Dios plenamente convencidos de la presencia de Dios en la Historia y en la vida de todos», concluyó el padre Diego Alberto Uribe Castrillón.

Gaudium Press / Nathali J. Rátiva M.

 

 

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