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Comisión diocesana de Hong Kong presentó alarmante informe sobre libertad religiosa en China ante la ONU

Hong Kong (Jueves, 05-09-2013, Gaudium Press) La Comisión de Justicia y Paz de la Diócesis de Hong Kong, China, presentó un documento de siete páginas sobre la situación de la libertad religiosa en el país ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en el que manifiesta la preocupación de la Iglesia local, que sufre políticas «contra los principios y prácticas de la fé católica». El documento denuncia las violaciones de los derechos humanos de los creyentes y casos de arrestos, desapariciones y maltratos de los cuales son víctimas miembros de la Iglesia.

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El Cardenal Joseph Zen, Obispo emérito de Hong Kong, carga una cruz de madera durante una manifestación por la libertad religiosa en China en 2011.

Las políticas del estado chino contra la libertad religiosa «ha causado que los católicos en China Continental se dividan en las comunidades llamadas «Iglesia oficial» y «Iglesia subterránea». Esto trae dolor y sufrimiento dentro de la Iglesia», denunció el informe. Según la Comisión, ambas comunidades son víctimas de violaciones a sus derechos por parte de las autoridades. «Los fieles en China no sólo tiene distorsionada su libertad religiosa, sino violentada su libertad personal y de asociación».

Una Iglesia bajo control estatal

Entre las situaciones concretas denunciadas en el informe al Consejo de Derechos Humanos se encuentra la pretensión oficial de que la Iglesia Católica en China sea «independiente» de la Santa Sede, lo cual violenta los principios de unidad y comunión esenciales para la fe católica. Dicha pretensión que afecta notablemente la ordenación de Obispos, es publicitada por el estado como un principio de «autonomía, independencia, y autogestión de la Iglesia», lo cual fue enérgicamente rechazado en el informe.

«En realidad, esto violenta la libertad de conciencia de los fieles y las propiedades esenciales de la Iglesia Católica», aclaró el informe, que además criticó la promoción de la «Asociación Patriótica Católica China y la Asamblea Nacional de Representantes Católicos», organizaciones creadas por el estado para la ordenación de obispos «sin el indispensable mandato papal». La Comisión también denunció el control estatal sobre los nombramientos y el personal de la Iglesia, que desconoce las normas establecidas por el Código de Derecho Canónico para el trabajo de las Iglesias locales.

Presiones sobre los prelados

Un aparte especialmente preocupante en el informe es el dedicado a los métodos con los cuales el estado impone el cumplimiento de estas disposiciones a los miembros de la Iglesia. «Los católicos son frecuentemente tratados con «zanahoria y garrote», secuestros, arrestos domiciliarios y algunos clérigos son obligados a servir por los oficiales. Estos actos violan seriamente las libertades de religión y de conciencia», afirma el documento.

Entre los casos expuestos se encuentra la asistencia forzada del Obispo de Hengshui, Mons. Feng Xinmao, a un congreso oficialista en Beijing en 2010. Las autoridades buscaron con insistencia al Obispo de Cangzhou para obligarlo a asistir también, y al no encontrarlo retuvieron a varios sacerdotes para someterlos a interrogatorios. Cuando finalmente hallaron al prelado, lo obligaron a asistir a una «sesión de estudio».

Estos abusos se acentúan durante las ordenaciones episcopales ilícitas, cuatro de las cuales se produjeron entre 2010 y 2012. «En la Diócesis de Shantou un sacerdote afirmó que fue llevado por nueve oficiales de seguridad al lugar de la elección», afirma el informe. «Él dijo que el proceso había roto su corazón, porque no era conducido de acuerdo a los principios de la Iglesia, sino bajo opresión de mano dura». Varios Obispos fueron obligados a asisitir a las ordenaciones ilícitas, mientras que varios sacerdotes fueron capturados y sólo liberados una vez fueron realizadas.

Obispos desaparecidos y detenciones ilícitas

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Mons. Thaddeus Ma Daqin, Obispo auxiliar de Shanghai, quien permanece confinado en el Seminario de Sheshan desde su ordenación episcopal.

La Comisión de Justicia y Paz realizó un llamado al gobierno de China a detener las «detenciones ilícitas prolongadas y la desaparición forzada» a fin de respetar los derechos humanos. En este aparte citó la detención actual de los sacerdotes Ma Wuyong y Liu Honggeng, de la Diócesis de Baoding, que permanecen presos desde 2004 y 2006 respectivamente sin que se haya realizado un juicio en su contra.

También se denunció que permanecen desaparecidos: el Obispo de Baoding, Mons. James Su Zhemin, arrestado en Xinji en octubre de 1997 y quien, si continúa con vida, tiene actualmente 81 años de edad; el Obispo de Yixian, Mons. Cosmas Shi Enxiang, quien tendría 92 años de edad y fue arrestado en Beijing el Viernes Santo de 2001; y el sacerdote Lu Genjun, de la Diócesis de Baoding, arrestado en 2006 y de quine no se tiene noticia alguna desde hace cuatro años.

Otra modalidad de violación de los derechos humanos es el confinamiento de los miembros de la Iglesia en su propio templo o residencia, hoteles o en las llamadas «escuelas de socialismo», lo cual es común durante eventos relevantes en la vida de la Iglesia. Como ejemplo de estos abusos, la Comisión denunció la situación del Obispo auxiliar de Shanghai, Mons. Thaddeus Ma Daqin, quien renunció a sus cargos oficialistas al haber sido ordenado Obispo y fue confinado desde esa misma tarde al Seminario de Sheshan, donde fue privado de su libertad y se impidió su trabajo pastoral como Obispo (ver noticia anterior).

Sacerdotes víctimas de torturas

Una última sección del informe fue dedicada al trato inhumano y las torturas, que también han afectado a miembros del clero. Según la Comisión, desde 2006, al menos 20 clérigos fueron objetos de ataques físicos para imponer su registro y control por parte de organismos oficialistas. El sacerdote Zhang Guangjun, de la diócesis de Xuanhua fue recluido forzosamente en un hotel en enero de 2011, donde fue víctima de las autoridades. «Fue tratado inhumanamente durante su detención, no se le permitió dormir por diez días y sus noches y fue forzado a permanecer de pie durante todo el tiempo». Tras ser liberado temporalmente, fue detenido de nuevo y golpeado brutalmente. Cuando recuperó su libertad en abril de 2011, se evidenció que el sacerdote quedó con secuelas físicas de las contusiones recibidas.

En ese mismo mes de abril de 2011, el padre Joseph Chen Hailong, de la misma diócesis fue sometido a la misma tortura de no permitirle dormir durante cuatro días continuos, tras lo cual fue confinado en un cuarto sin ventanas donde vivió en completo aislamiento y malnutrición durante dos meses. El sacerdote estuvo a punto de perder la razón y se le negó tratamiento médico para su salud deteriorada hasta el último momento. El clérigo fue liberado finalmente en julio de 2011.

La Comisión exigió al gobierno chino detener todas esas violaciones a los derechos humanos y respetar de forma integral la libertad religiosa de los católicos del país.

Con información de la Diócesis de Hong Kong.

 

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