martes, 23 de abril de 2024
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Vida de Santa Laura Montoya – I Parte

Redacción (Lunes, 14-10-2013, Gaudium Press) Corría el año de 1874, cuando valiente y santamente el Beato Pío IX dirigía la nave de la Iglesia. Era la época de Don Pedro II en el Brasil, y Ecuador tenía como presidente a Don Gabriel García Moreno, quien estaba concluyendo su segundo período de gobierno y en breve ganaría su tercera elección, antes de ser victimado mientras proclamaba el grito «Dios no muere». En Colombia era presidente Santiago Pérez Manosalva (1874-1876).

1.jpgColombia país andino, de muchas riquezas naturales, era habitado por una sociedad patriarcal pero también matriarcal, de proles numerosas. Así era el departamento de Antioquia, donde era prestigioso tener al menos un religioso en la familia. País con un gran respeto a la Iglesia, de fe profunda, de carbonero, antes que académica. Un pueblo inteligente, intuitivo, trabajador, y luchador.
Fue pues, por estos días, exactamente el 26 de mayo de 1874 que nace en Jericó-Antioquia la niña Laura Montoya, hija de Don Juan de la Cruz Montoya y Dolores Upegui. Laurita no conoció a su padre, que era médico y comerciante, pues fue también victimado en medio de las guerras civiles que asolaban a Colombia en aquellos tiempos.

La fuerza religiosa y piadosa de esta nación se palpa en pequeños hechos: Doña Dolores da a luz a María Laura de Jesús, y no la besa hasta que esté bautizada, lo que ocurrió pocas horas después de nacida. La familia rezaba el rosario en conjunto todos los días y entre otras intenciones rezaban por un señor Clímaco Uribe. En cierta ocasión la niña Laura con toda su inocencia le pregunta a su madre que quién era y en dónde vivía éste señor, a lo que se le responde con entera serenidad de ánimo: «Ese fue el que mató a su padre: debe amarlo porque es preciso amar a los enemigos porque ellos nos acercan a Dios, haciéndonos sufrir». (1)

La madre de Laura, ella y sus dos hermanos tuvieron una infancia muy difícil, la pobreza era casi extrema, vivían en las casas de sus parientes. La futura Madre Laura comenta que esa situación le ayudó a curtirse en medio de las adversidades y a no tener sentimentalismos.

Niña inocente

Cuando tenía 8 años contemplando la naturaleza, vio unas hormigas que llevaban sus hojas, y se saludaban cuando se encontraban con otras, y unas les entregaban su carga a otras que llevaban al hormiguero. Tuvo en ese momento un «flash», término éste acuñado por el Profesor Plinio Corrêa de Oliveira que expresa una gracia sensible de orden mística, en que se «palpa» lo sobrenatural a partir de un elemento sensible y mucho se progresa en el amor a Dios. (2)

La futura fundadora tuvo una «iluminación» algo a la manera de un rayo de conocimiento de Dios y sus grandezas, tan hondo y amoroso que nunca lo olvidó. En ese momento «sintió» como que físicamente la existencia de Dios. Ese fenómeno duró dos horas, según narra la Madre Laura.

Modelos que marcaron su vida

Es bello constatar como Dios nos habla fuertemente por medio de las creaturas, de la naturaleza. Estando la niña Laura en el pueblo de Donmatías vio a distancia dos señoritas, de buena presencia, que ayudaban en la Iglesia, Una llamada Úrsula Barrera, mujer de oración, que colocaba flores en el altar con mucho amor. Nunca habló con ella pero quedaba en su interior con tal dulzura que le hacía concebir la resolución de ser como ella. Ella constituyó una gran lección para conservar su virginidad.

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La otra era Dolores Restrepo, alma diferente a Úrsula, un apóstol en sentido pleno. Como era muy rica, caminaba por aldeas y pueblos evangelizando y comprando las láminas impuras para evitar que la gente pecase.

 

A sus 10 años, en el modelo de estas dos señoritas estaba concretizada su vocación: Úrsula virgen y contemplativa y en Dolores, la virgen apóstol. Fueron sus dos modelos, sin haber conversado nunca. Oración, contemplación y acción: esa fue la vida de esta gran santa Colombiana, recientemente canonizada por el Papa Francisco, el 12 de Mayo del 2013.

 

¡Cómo es importante el ejemplo, el testimonio y los modelos! Es lo que el mundo actual necesita, y lo que pide el Pontífice Romano, que los católicos salgan hacia fuera y se muestren como testimonios vivos del Señor.

Su primera comunión

Pocos días después de su Primera Comunión, estando en su casa sucedió algo extraordinario. Cuenta ella que mientras ofrecía su trabajo, Él le infundió un vehemente deseo de comulgar. Hizo la comunión espiritual, se sintió como electrizada… con una mezcla de amor extraordinario, como si la Santa Eucaristía traspasara su alma. Se bañó en lágrimas sin sentirlo. Quedó como dueña de ese divino misterio. (3)

Son numerosos sus encuentros místicos y bien se le podría comparar a una gran Santa Teresa. De ahí le vino la fuerza, el coraje para haber emprendido su cruzada misionera, su vida llena de osadías, persecuciones e incomprensiones, incluso dentro de la propia Iglesia. No hay santidad sin cruz. La cruz es la señal de los predestinados.

Maestra. El Caso de Eva Castro

Profesora con sed de almas atraía a las jóvenes hacia el buen camino. En uno de los colegios de Medellín, había una joven llamada Eva Castro, de un cierto buen nivel social, que gustaba mucho de la Profesora Laura y creía que tenía vocación religiosa. Laura consideraba lo contrario y efectivamente, Eva se enamoró del hermano de una compañera. Poco antes del matrimonio, que ya estaba pactado, Eva dijo que no se casaba porque quería hacerse religiosa. La familia aprovechó el caso para armar un escándalo inclusive publicitario contra la profesora Laura y la Iglesia, al punto que cuando salía a la calle había gente que la seguía para insultarle llegando a tirarle piedras. ¡Fue un período terrible! Pero la señorita Laura soportó todo con resignación y mucha confianza en Dios.

Por Gustavo Ponce

(Mañana: Expulsa al demonio – Se lanza a las misiones – El amor desmonta la maldad)

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1 Beata Laura Montoya Upegui. Autobiografía. Congregación de Misioneras de María Inmaculada y Santa catalina de Siena. Cuarta Edición, 2008.Medellín. P.42.

2 El don de sabiduría en la mente, vida y obra de Plinio Correa de Oliveira. Tesis doctoral de Teología de la UPB, de Mons Juan Scognamilio Clá Días. Sao Paulo-Brasil, 2010.P. 279.

3 Una santa Colombiana, Madre Laura Montoya. Caballeros de la Vírgen. Bogotá,2013. P.9.

 

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