viernes, 26 de abril de 2024
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Obispos en Quebec, Canadá, explican a legisladores el sentido del crucifijo que preside la Asamblea Nacional

Quebec (Jueves, 17-10-2013, Gaudium Press) En medio de la controversia sobre una posible prohibición de símbolos religiosos en las instituciones públicas en Quebec, Canadá, la atención se ha enfocado en el crucifijo que preside la Asamblea Nacional, que sería excluido de la norma por su significado histórico. La Asamblea de Obispos Católicos de Quebec invitó a los legisladores a valorar esta imagen de Jesucristo según verdadero significado: «El crucifijo representa el mayor acto de amor, de Cristo dando su vida por la salvación del mundo», afirmaron los prelados en un comunicado del pasado 9 de octubre.

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Un crucifijo preside la Asamblea Nacional en Quebec, Canadá, desde mediados del siglo XX.

La Iglesia no exige que el crucifijo permanezca en la Asamblea ni que se retire, pero sí desea recordar su significado innegablemente religioso. «Fue colocado allí por elección y la decisión de mantenerlo o retirarlo debe ser tomada de acuerdo con la voluntad de la población», advirtieron, al tiempo que aclararon que la Iglesia respeta cualquier decisión al respecto.

En este contexto alertaron que el crucifijo «no es un objeto de museo, o un simple recuerdo del pasado o una pieza de patrimonio. Debe ser tratado con el respeto debido a un símbolo fundamental de la fe católica», exhortaron. «Es venerado por millones de personas de todas las naciones, y por la mayoría de los quebequenses».

La Iglesia ha manifestado su firme desacuerdo con los contenidos del proyecto de la «Carta de Valores de Quebec», un texto que proscribe los símbolos religiosos en las instituciones públicas bajo el argumento del carácter laico del estado. Si bien la Iglesia no busca un estado confesional, sí objeta las limitaciones a las manifestaciones públicas de la fe de los ciudadanos.

«Mientras puede ser cierto que el estado sea secular, la sociedad es pluralista», comentó en septiembre el Arzobispo de Rimouski y Presidente de la Asamblea, Msgr. Pierre-André Fournier. «En el nivel espiritual y religioso, la gente es libre de creer o no creer. No hay religión oficial, pero tampoco hay ateísmo oficial. Esa es la neutralidad». El prelado exigió del Estado el respeto de las expresiones de fe de los creyentes y recordó que la libertad religiosa hace parte destacada de los derechos humanos que los estados tienen obligación de proteger.

Con información de Asamblea de Obispos Católicos de Quebec.

 

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