jueves, 26 de diciembre de 2024
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Adviento y solidaridad

Belo Horizonte (Lunes, 16-12-2013, Gaudium Press) En su más reciente artículo, el Arzobispo de Belo Horizonte, Brasil, Mons. Walmor Oliveira de Azevedo, reflexionó sobre cómo la Iglesia debe «cultivar, de manera profunda, la escucha de la Palabra de Dios», en medio de la preparación para el período de Adviento.

Abajo, la traducción al español elaborada por Gaudium Press del texto del prelado:

La preparación para la Navidad, nacimiento de Jesucristo, Salvador y Redentor de la humanidad, es una oportunidad singular de nueva y adecuada comprensión de la vida. No se puede vivirla sin la luminosidad propia de la fe que alimenta la luz de la inteligencia, garantizando un camino de horizontes amplios y bellos. La Iglesia Católica, sabia y pedagógicamente, invita a todos a vivir ese tiempo de Adviento. En las cuatro semanas que anteceden a la Navidad, la Iglesia crea oportunidades importantes para cultivar, de manera profunda, la escucha de la Palabra de Dios y, así, fomentar y sustentar los lazos de fraternidad, capacitando a cada uno en el ejercicio de los gestos de solidaridad. Son incontables las posibilidades, por el recorrido de este camino de Adviento, preparatorio para la Navidad del Señor.

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Parte superior del Portal de la Caridad

Catedral de Santa María de Giglio – Florencia

Para cada peregrino, hombres y mujeres de buena voluntad, se diseñan nuevos horizontes que cualifican la vida tan preciosa de cada uno, razón por la cual Él, Cristo Salvador, se encarnó, igual a nosotros en todo, excepto en el pecado, para rescatarnos de la condición de esclavos y reconquistar el sentido más auténtico de nuestra libertad. Se trata, particularmente, de un camino de vivencia espiritual. No puede agotarse simplemente en lo que llama la atención, y hasta alegra, por los adornos, luces y colores, incluso en las confraternizaciones. Es preciso aprovechar el momento para reflexionar la propia interioridad, ampliando este pilar que nos capacita para una vida comprometida con la ciudadanía y con la auténtica fe profesada.

Pensando en la verdadera y real preparación para la Navidad del Señor, invito a usted a reflexionar sobre el relevante sentido de pertenencia a la sociedad. Cada uno mira su condición de ciudadano, sus derechos y deberes, sus luchas y conquistas, sus iniciativas para garantizar las libertades y el atendimiento a las necesidades fundamentales. Esta mirada para sí, analizando proyectos personales y familiares, institucionales y otros, nos obliga a mirar, sobre todo en este tiempo, a los más pobres y sufridores, en los diversos escenarios de la sociedad.

1.jpgUn deber especial, sin olvidar ninguno de los que reconocidamente son sufridores y pobres, es lanzar la mirada y unir el corazón a los que están más desconsiderados en su dignidad. Me refiero a los hermanos y hermanas nuestros que están en las calles de las ciudades. Una situación que no puede ser apenas tratada con Ley y prescripciones. Indispensables son el sentimiento y el principio humanístico de la solidaridad (…). La Pastoral del Pueblo de ‘Rua’ (Calle) de la Arquidiócesis de Belo Horizonte, en asociaciones y cooperación amplia, sabe que hay mucho que hacer. Conoce el desfasaje humanístico entre el abordaje de estos hermanos y hermanas y la fiscalización, como también la insuficiencia de infraestructura para procesos educativos respetuosos y acciones de rescate. La Pastoral apunta cuánto el poder público, nuestras Iglesias y los sectores diversos de la sociedad todavía precisan movilizarse.

Retransmito una invitación-intimación del Papa Francisco, en su reciente Exhortación Apostólica «Alegría del Evangelio»: tornar realidad en nosotros y en nuestro medio la Navidad de Jesucristo para curarnos de indiferencias, incompetencias en las respuestas e incapacidad para acciones prioritarias, destinadas a los más pobres. Vamos a cultivar «una fraternidad mística y contemplativa que sabe ver la grandeza sagrada del prójimo, que sabe descubrir a Dios en cada ser humano, que sabe tolerar las molestias de la convivencia agarrándose al amor de Dios, que sabe abrir el corazón al amor divino para buscar la felicidad de los otros como la búsqueda a su Padre bueno». Vamos a tratar de hacer las cosas de modo diferente, comprometernos más con el pueblo que está en las calles y con los más pobres. Solo así será verdad el voto de «Feliz Navidad» que deseamos unos a los otros. Que el propósito de esta Navidad sea especialmente la cualificación de todos en la condición de integrantes de la sociedad.

Mons. Walmor Oliveira de Azevedo
Arzobispo metropolitano de Belo Horizonte

 

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