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Ciudad del Vaticano (Miércoles, 22-10-2014, Gaudium Press) De acuerdo con el Papa, en la Misa matutina celebrada este martes 21, en la Casa Santa Marta, «el cristiano es un hombre o una mujer que sabe esperar a Jesús, y por eso, es un hombre o una mujer de esperanza».
El Pontífice reforzó que «los cristianos son un pueblo que sabe esperar y en la espera, cultivan una sólida esperanza».
Al establecer la relación entre el Evangelio de Lucas y la Carta de San Pablo a los Efesios, el Santo Padre señaló que «el primer servicio que el Maestro hizo a los cristianos fue darles ‘identidad'».
Después, comparó esta situación con las palabras de San Pablo a los paganos. «Acuérdense que en aquel tiempo estaban sin Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel».
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Según Francisco, «lo que Jesús vino a hacer con nosotros fue darnos la ciudadanía, la pertenencia a un pueblo; nombre y apellido», pues de esta forma, Cristo nos unió con su sangre, retirando el muro de separación que nos divide.
«Todos nosotros sabemos que cuando no estamos en paz con las personas, se eleva un muro, un muro que divide; pero Jesús nos ofrece su servicio: derriba este muro para que nos encontremos. Y si estamos divididos, no seremos amigos, sino enemigos.»
Todavía, prosiguió el Pontífice, Nuestro Señor «hizo más para reconciliarnos en Dios: nos reconcilió con Dios», haciendo que pasásemos de enemigos a amigos; de extraños a hijos.
De la misma forma, como diría San Pablo, somos «compatriotas de los Santos y familiares de Dios», pues esto es lo que creó Jesús con su venida.
El Papa apuntó también que «quien no espera a Jesús, cierra la puerta a Él, no deja que haga esta obra de paz, de comunidad, de ciudadanía, y más todavía: de nombre».
«Él nos da un nombre. Nos hace hijos de Dios. Esta es la actitud de esperar a Jesús que está dentro de la esperanza cristiana. El cristiano es un hombre o una mujer de esperanza. Sabe que el Señor vendrá. Y realmente vendrá para encontrarnos como Él nos hizo con su servicio: amigos próximos, en paz», resaltó.
Finalizando su homilía, el Santo Padre dijo que hay otra pregunta que todo cristiano puede situar en su mente: «¿cómo espero a Jesús?» o «¿espero o no espero?».
«El cristiano es un hombre o una mujer que sabe esperar a Jesús y por eso es hombre o mujer de esperanza. Por lo contario, el pagano se olvida de Jesús, piensa en sí mismo, en sus cosas. No espera a Jesús. El egoísta pagano se hace como un Dios: ‘Yo me las arreglo solo’. Y esa persona acaba mal, acaba sin nombre, sin proximidad, sin ciudadanía», concluyó. (LMI)
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