sábado, 04 de mayo de 2024
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¿La doctrina cristiana puede evolucionar en el tiempo en sentido contrario al que traía?

Análisis de recientes palabras del Card. Fernández.

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Foto: Vatican.va

Redacción (24/04/2024 17:12, Gaudium Press)  Diversos comentaristas han resaltado la importancia, por no decir el peligro, de algunas de las declaraciones del Cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio de la Doctrina de la Fe, del 8 de abril pasado en la presentación de la declaración Dignitas infinita sobre la dignidad humana.

Apuntó entonces el Cardenal Fernández la supuesta contradicción entre la Bula Dum diversas del 16 de junio de 1452, dirigida por el Papa Nicolás V al rey Alfonso V de Portugal, autorizándolo a reducir a “perpetua esclavitud” a los paganos y sarracenos que los portugueses encontrasen en la costa africana, opinión de este Papa que sería completamente contraria a la condena de la Iglesia de la esclavitud, como por ejemplo la ratificada por el Papa Paulo III al Arzobispo de Toledo en una bula del 29 de mayo de 1537, en la que condenaba con pena de excomunión, la reducción a la esclavitud de los indios americanos por parte de los colonos españoles.

Sobre ese particular dijo el Cardenal Fernández:

“Como se ve, sólo ochenta años después, en una época en la que los cambios eran tan lentos, un Papa dice prácticamente lo contrario de lo que dijo uno de sus predecesores sobre un tema tan importante”. Y agrega que esto sería un ejemplo de “cómo la comprensión de la verdad por parte de la Iglesia evoluciona con el tiempo, y que no siempre crece en la misma dirección, manteniéndose fija y plenamente homogénea con documentos anteriores, al menos respecto del mismo punto concreto. Al contrario, hoy a algunos les parece que el Papa Francisco no puede decir nada de diverso de lo que se dijo antes, como si el Magisterio hubiera quedado definitivamente cerrado con los Papas anteriores”.

A la par de que las declaraciones del purpurado han sido consideradas como una erosión cuando no una explosión a la continuidad magisterial que siempre ha proclamado la Iglesia —continuidad que ha constituido la identidad católica en 20 siglos de existencia—, (el Cardenal Fernández estaría minando el magisterio en su base, pues qué autoridad o respeto merece una enseñanza actual, si mañana puede ser sustituida por su contraria), algunos analistas han entrado en el detalle de las afirmaciones del purpurado argentino, para hacer precisiones y señalar imprecisiones, como las siguientes de Luisella Scrosati en La Nuova Bussola Quotidiana:

Hechos diversos

“La bula de Nicolás V, ante todo, no fue estrictamente un acto de Magisterio, sino una comunicación del Papa a Alfonso V. Y por tanto, magisterialmente hablando, una golondrina no hace verano: no es suficiente que un Papa diga cualquier cosa para que sea considerado Magisterio. Además, esta comunicación —que entra dentro de las llamadas ‘bulas de donación’— no autorizaba en absoluto la esclavitud genérica, sino sólo la servidumbre de guerra, como confirmaron otros Papas después de él. De hecho, si nos fijamos en la fecha de estas bulas —desde 1452 de la Dum diversas hasta 1514 de la Præcelsæ devotionis de León X—, se comprende fácilmente que el contexto era aquel de la confrontación con la potencia otomana, choques que llevaron a una situación muy peligrosa para la cristiandad. Tanto es así que, justo el año siguiente a la bula de Nicolás V, se produjo la capitulación de Constantinopla. Luego vinieron los enfrentamientos y las invasiones en Belgrado, Albania, Friuli, Otranto, Rodas, Hungría, el asedio de Viena, etc. En definitiva, estamos en un contexto claramente bélico, dentro de ese choque de época entre el cristianismo y el poder islámico otomano, con los otomanos corriendo por todas partes y ciertamente no para escribir poesía”.

“Por lo tanto —continúa Scrosati, lo que se concedió no fue lo que hoy llamamos esclavitud, es decir, esclavitud de tráfico, y menos aún esclavitud sexual, que la Iglesia siempre ha condenado, sino la servidumbre de guerra, que corresponde a los prisioneros de guerra de hoy. En esencia, Nicolás V autorizó al rey a tomar prisioneros de guerra dondequiera que se encontrara con los otomanos o con poblaciones que apoyaran a estos últimos. Pablo III, sin embargo, condenó la esclavitud en sentido estricto, es decir, la esclavitud de trata practicada contra los indígenas que los españoles encontraban en su ‘conquista’ de América Latina. Por lo tanto, teniendo claro el hecho que un Papa, cuando no pretende definir algo, no está exento de cometer errores (por lo tanto es posible encontrar Papas que han autorizado o apoyado errores), en este caso no hay contradicción entre la dos pontífices, porque la palabra ‘esclavitud’, en los dos contextos, indica dos realidades muy diferentes”.

Considera por ello Scrosati que el ejemplo aducido por el Cardenal Fernández para justificar cierta evolución contradictoria en el tiempo de la doctrina, es “errado y engañoso: un señuelo, que no tiene en cuenta un hecho evidente, a saber, que cuando un mismo término se utiliza con dos significados diferentes, es posible que en un caso reciba aprobación y en el otro condena”.

 

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