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Nueve cosas que debemos saber sobre el Jubileo de la Misericordia

Redacción (Viernes, 04-12-2015, Gaudium Press) El próximo 8 de diciembre, en la solemnidad de la Inmaculada Concepción, se inaugurará oficialmente el Año Santo de la Misericordia, convocado por el Papa Francisco el pasado 11 de abril, durante la Vigilia del Segundo Domingo de Pascua, Domingo de la Misericordia, mediante la Bula ‘Misericordiae Vultus’.

Pero por qué el Santo Padre ha decidido convocar este tiempo especial de gracia. A continuación compartimos las 9 cosas que se deben saber sobre el Año Santo próximo a iniciar.

¿Por qué un Jubileo dedicado a la Misericordia?

El propio Papa Francisco, en la Bula de Indicción del Jubileo de la Misericordia, explica el porqué del Año Extraordinario: «Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y de paz. Es condición para nuestra salvación. Misericordia: es la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad. Misericordia: es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro. Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida. Misericordia: es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados no obstante el límite de nuestro pecado».

Luego continúa: «Hay momentos en los que de un modo mucho más intenso estamos llamados a tener la mirada fija en la misericordia para poder ser también nosotros mismos signo eficaz del obrar del Padre. Es por esto que he anunciado un Jubileo Extraordinario de la Misericordia como tiempo propicio para la Iglesia, para que haga más fuerte y eficaz el testimonio de los creyentes».

La Apertura de la Puerta Santa: signo que marcará el inicio del Jubileo

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Puerta Santa Basílica de San Pedro, Vaticano / Foto: iubilaeummisericordiae.va

Este tiempo de gracia convocado por el Papa iniciará el 8 de diciembre con la Apertura de la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro, siendo signo del inicio del tiempo Jubilar. El Papa lo explica así en la Bula: «El Año Santo se abrirá el 8 de diciembre de 2015, solemnidad de la Inmaculada Concepción (…) En la fiesta de la Inmaculada Concepción tendré la alegría de abrir la Puerta Santa. En esta ocasión será una Puerta de la Misericordia, a través de la cual cualquiera que entrará podrá experimentar el amor de Dios que consuela, que perdona y ofrece esperanza (…) El domingo siguiente, III de Adviento, se abrirá la Puerta Santa en la Catedral de Roma, la Basílica de San Juan de Letrán. Sucesivamente se abrirá la Puerta Santa en las otras Basílicas Papales. Para el mismo domingo establezco que en cada Iglesia particular, en la Catedral que es la Iglesia Madre para todos los fieles, o en la Concatedral o en una iglesia de significado especial se abra por todo el Año Santo una idéntica Puerta de la Misericordia».

El Año Jubilar concluirá precisamente con la clausura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro el 20 de noviembre de 2016, en la solemnidad litúrgica de Jesucristo Rey del Universo.

Ocasión para anunciar la misericordia de Dios siendo «Misericordiosos como el Padre»

El Año Santo de la Misericordia será ocasión propicia para anunciar la misericordia de Dios siendo «Misericordiosos como el Padre», como dice el lema del Jubileo.

«En nuestro tiempo, en el que la Iglesia está comprometida en la nueva evangelización, el tema de la misericordia exige ser propuesto una vez más con nuevo entusiasmo y con una renovada acción pastoral. Es determinante para la Iglesia y para la credibilidad de su anuncio que ella viva y testimonie en primera persona la misericordia. Su lenguaje y sus gestos deben transmitir misericordia para penetrar en el corazón de las personas y motivarlas a reencontrar el camino de vuelta al Padre», expone el Papa en la Bula.

La peregrinación

Otro de los signos peculiares del Año Santo será la peregrinación, ya que ella es imagen del camino que cada persona realiza en su existencia. «La vida es una peregrinación y el ser humano es viator, un peregrino que recorre su camino hasta alcanzar la meta anhelada», dice el Santo Padre.

Por eso una de las invitaciones del Jubileo es a peregrinar hacia la Puerta Santa en Roma, o las demás iglesias jubilares en el mundo. «La peregrinación, entonces, sea estímulo para la conversión: atravesando la Puerta Santa nos dejaremos abrazar por la misericordia de Dios y nos comprometeremos a ser misericordiosos con los demás como el Padre lo es con nosotros».

Importancia del Sacramento de la Reconciliación

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Durante el Año Santo de la Misericordia se vivirá de manera especial el Sacramento de la Reconciliación, sobre todo durante la Cuaresma, cuando de nuevo se realice la iniciativa «24 horas para el Señor», que tendrán lugar el viernes y el sábado anteriores al IV domingo de Cuaresma.

«De nuevo nos ponemos convencidos en el centro el sacramento de la Reconciliación, porque nos permite experimentar en carne propia la grandeza de la misericordia. Será para cada penitente fuente de verdadera paz interior», nos expresa el Santo Padre.

Los Misioneros de la Misericordia

Para el Jubileo, de modo especial para la Cuaresma, el Santo Padre enviará a los Misioneros de la Misericordia, quienes se convertirán en «signo de la solicitud materna de la Iglesia por el Pueblo de Dios, para que entre en profundidad en la riqueza de este misterio tan fundamental para la fe».

Ellos serán los sacerdotes a quienes el Papa ha dado autoridad para perdonar pecados que normalmente son reservados a la Sede Apostólica, como es el caso del pecado del aborto.

«Serán misioneros de la misericordia porque serán los artífices ante todos de un encuentro cargado de humanidad, fuente de liberación, rico de responsabilidad, para superar los obstáculos y retomar la vida nueva del Bautismo», expresa el Sumo Pontífice.

El Don de la Indulgencia

El Jubileo también habla de la Indulgencia, la cual adquiere una relevancia particular durante el Año Santo de la Misericordia. Sobre ella se refiere el Papa en la Bula de inicio del tiempo jubilar: «En el sacramento de la Reconciliación Dios perdona los pecados, que realmente quedan cancelados; y sin embargo, la huella negativa que los pecados tienen en nuestros comportamientos y en nuestros pensamientos permanece. La misericordia de Dios es incluso más fuerte que esto. Ella se transforma en indulgencia del Padre que a través de la Esposa de Cristo alcanza al pecador perdonado y lo libera de todo residuo, consecuencia del pecado, habilitándolo a obrar con caridad, a crecer en el amor más bien que a recaer en el pecado».

Poner la mirada en María, Madre de la Misericordia

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Otra de las invitaciones del Año Santo es a poner la mirada en María, como Madre de la Misericordia, tal como dice el Pontífice: «La dulzura de su mirada nos acompañe en este Año Santo, para que todos podamos redescubrir la alegría de la ternura de Dios. Ninguno como María ha conocido la profundidad el misterio de Dios hecho hombre. Todo en su vida fue plasmado por la presencia de la misericordia hecha carne. La Madre del Crucificado Resucitado entró en el santuario de la misericordia divina porque participó íntimamente en el misterio de su amor».

Vivenciar las Obras de la Misericordia

«Es mi vivo deseo que el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales. Será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina», anima el Papa Francisco.

Con información de iubilaeummisericordiae.va.

 

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