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Un sencillo párroco en los EE.UU., que tuvo que enfrentar al demonio en toda una familia

Gary – Indiana (Jueves, 13-02-2014, Gaudium Press) El Padre Michael Maginot fue entrevistado por Patti Armstrong del National Catholic Register, y a ella le contó la impresionante historia de un caso de posesión diabólica en una familia, que tuvo él que enfrentar en el 2012, tal vez su más fuerte experiencia en 30 años de sacerdocio. El Padre Maginot es párroco en la iglesia de San Esteban Mártir, en Merrillville, en el estado de Indiana, EE.UU.

LaToya Ammon tenía 3 hijos, una chica de 12 años, y dos chicos, uno de 9 y otro de 7. Unos días, ellos comenzaron a aparecer en la escuela con algo de sangre en la boca, en los oídos y en la nariz, lo que movió a la enfermera del colegio a pedir la asistencia de los Servicios para la Protección de los Niños (Child Protective Services – CPS). Sin embargo, tanto los niños, como su madre y su abuela insistían repetidamente en que los chicos no eran víctimas de abuso ninguno. Más bien afirmaban que la familia era objeto de ataques diabólicos, a lo que nadie prestaba mayor atención.

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La Virgen derrota al demonio

Grabado de Gustav Doré

Pero ocurrió que un día, desesperados por la cantidad de hechos extraños que les ocurrían, los Ammon decidieron visitar un médico. Ya en el consultorio, los varones empezaron a gruñir y maldecían con voces cavernosas. El personal médico vio incluso como el más joven era lanzado a una pared. En un momento determinado los muchachos se desmayaron. Tras esto fue llamada una ambulancia y la policía, para que fueran trasladados todos al Hospital Metodista.

Estando en el Hospital el chico mayor despertó, mientras el más joven gritaba y se comportaba como si estuviera en trance. «Él estaba esperando junto a su abuela la atención en el consultorio del psiquiatra cuando empezó a caminar hacia arriba por la pared de espaldas, [y] entonces dio la vuelta sobre su abuela y ‘aterrizó’ de pie», cuenta el P. Maginot. El terror por algo que salía completamente de los padrones humanos se apoderó de la enfermera y del oficial del CPS, quienes salieron corriendo. Llegado el psiquiatra, quiso éste repetir con el chico la ‘maroma circense’ presenciada, pero no sólo el muchacho no podía hacerla, sino que no recordaba haberla realizado.

Fue después de eso que el capellán del Hospital Metodista se comunicó con el P. Michael Maginot. Esto fue el 20 de abril del 2012.

El P. Maginot «entra en escena»

El sacerdote fue a la casa de los Ammon un día, en las horas de la noche. Tras narrar algunos hechos, LaToya le dijo que las cosas habían empeorado desde que su ex-novio la había ido a visitar, recientemente. Éste había dado 5 dólares a cada uno de los chicos para «que fueran buenos», y había dicho que la niña no necesitaba nada para ser buena.

El Padre Maginot pidió a LaToya que le hablara más de este ex-novio, cuando las luces del baño comenzaron a titilar. El sacerdote se levantóaba para investigar pero en ese momento paraba el parpadeo, que reiniciaba cuando el Padre salía. «Bien, supongo que tiene miedo de mí», dijo, cuando entonces reinició el titileo, como una señal de desafío.

El P. Maginot ignoró el hecho e insistió en la indagación del ex-novio. Sin embargo acto seguido las venecianas de la cocina empiezan a balancearse hacia adelante y hacia atrás, mientras el cordel que sirve para moverlas permanecía totalmente quieto. El balanceo se fue trasladando de ventana en ventana, de cuarto en cuarto.

Preguntado sobre la hipotética relación entre el ex-novio de la madre y lo que estaría ocurriendo con los Ammon el sacerdote afirmó que tal vez él realizó un maleficio sobre ella. «En una ocasión le había pedido [a LaToya] un artículo de la ropa interior como recuerdo. Por esos días, LaToya también vio desaparecer una foto de familia que tenía en su álbum, y un par de sus zapatos desapareció. Artículos personales se utilizan a menudo en maleficios contra una persona».

Un día LaToya recibió una furibunda llamada de una mujer que se decía la esposa de su ex-novio. Ella no sabía que el hombre era casado, y en cualquier caso pronto iba a romper con él. Esta mujer le anunció que lamentaría haber tenido algo que ver con el hombre. Posteriormente el Padre Maginot encontró prendas personales de la familia enterradas bajo las escaleras del sótano.

Antes de despedirse la noche que los visitó por vez primera, el sacerdote colocó un crucifijo sobre LaToya y ella empezó a convulsionar: «Me di cuenta de que tenía una aversión a las cosas santas. ‘Estás poseída’, le dije. Ella miró avergonzada y dijo: ‘Lo sé’.» El mismo crucifijo puesto sobre la abuela no tuvo ningún efecto extraño.

Comienzan los exorcismos

En una visita posterior el Padre hizo una oración de exorcismo menor en LaToya. Después de ello la mujer comenzó a tener terribles pesadillas con el ex -novio como protagonista. Entonces el Padre Maginot se decidió a pedir autorización a su obispo -Mons. Dale Melczek de Gary, Indiana- para hacer un exorcismo mayor. Este fue programado para Junio.

Entretanto, todo ocurrió con la mayor ‘tranquilidad’ durante el rito, «y LaToya parecía no reaccionar». «A veces, un demonio puede hacerse el muerto y no responder -dice el P. Maginot-; (…) después del exorcismo, LaToya podía sostener objetos benditos. Le di una cruz benedictina y un rosario. [Pero] Cuando ella partió en su coche, encontramos el rosario en el estacionamiento hecho pedazos. LaToya me llamó más tarde y dijo que no podía encontrar el rosario, que había puesto en su bolso. Sus pesadillas continuaron». El demonio no había salido, por lo que se estableció la necesidad de un nuevo rito exorcístico. Entretanto, el sacerdote sentía en su interior que para que todo fuera eficaz, debía conocer el nombre de ese demonio específico.

«Ella una vez había estado mirando en el computador de un amigo buscando ayudarse y llegó hasta un website sobre nombres de demonios, que decían las cosas que cada uno hacía. Ella dijo que cada vez que llegaba a la descripción de las cosas que estaban ocurriendo en su casa e iba al nombre [del demonio], el computador se apagaba. Yo fui a la página web e imprimí todos los nombres, y LaToya señaló los dos que ella creía que eran».

Contrario a lo que había ocurrido en el primer exorcismo, en el siguiente LaToya comenzó a convulsionar cada vez que el Padre pronunciaba el nombre de uno de los dos demonios. Al inicio ella iba quedando cada vez más furiosa pero en determinado momento comenzó a debilitarse hasta que cayó dormida. «Concluí el rito con una alabanza a Dios y LaToya se quedó dormida. Cuando se despertó, le devolvimos el rosario a ella que mi asistente» había traído, expresa el P. Maginot.

«Programamos otro exorcismo en torno al Día del Padre, usando el nombre del otro demonio. LaToya me pidió que empleara el rito latino. Yo iba y venía alabando a Dios y condenando al demonio. LaToya no sabe latín, pero ella estaba tranquila durante el tiempo de alabanza y convulsionaba durante cada condenación. Ella fue debilitándose, y al momento de la oración final, LaToya durmió. Cuando se despertó, ella dijo que se sentía bien».

Los hijos de LaToya están bien ahora y asisten sin problema a la escuela. «Una vez que LaToya fue atendida, todos los problemas con los niños desaparecieron», dice el Padre.

Recientemente un periodista se enteró de la historia, y la hizo conocida. Ahora se está preparando un documental sobre ella, y muy posiblemente una película, que el Padre quiere bien ceñida a la realidad de lo que ocurrió.

La historia original completa -en inglés- se encuentra en el siguiente link

Con información del National Catholic Register

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