¿Cuántos son los ángeles? No sabemos exactamente. Santo Tomás recuerda lo dicho por el profeta Daniel de que “millares de millares le servían, y diez mil veces cien mil le asistían” a Dios.
Redacción (02/10/2020 08:15, Gaudium Press) Hoy, después de que el pasado 29 de septiembre festejaba a San Miguel, San Gabriel y San Rafael, la Iglesia conmemora al conjunto de todos los ángeles de Dios. Este homenaje, de justicia con esos seres de luz, es sobre todo benéfico con relación a nosotros.
¿Cuántos son los ángeles?
¿Cuántos son los ángeles? No sabemos exactamente. Santo Tomás recuerda lo dicho por el profeta Daniel de que “millares de millares le servían, y diez mil veces cien mil le asistían” a Dios, es decir, números alegóricos para significarnos que son muchos, muchísimos.
“Los ángeles, en cuanto substancias inmateriales, forman una multitud inmensa, superior a la muchedumbre de los seres materiales, que es lo que dice Dionisio: ‘Muchos son los ejércitos bienaventurados de las mentes celestes, y tanto que exceden a la medida pobre y mezquina de nuestros números materiales’. La razón de esto es porque, como lo que principalmente intenta Dios al crear las cosas es la perfección del universo, cuanto más perfectas sean las cosas, con mayor prodigalidad son creadas por Dios”, expresa el doctor Angélico. (S Th 1 q.50 a.3)
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Entonces, ese pensamiento del número gigantesco de ángeles, debe ayudarnos a componer una visión real del universo, es decir, debemos siempre saber que no existe sólo lo que vemos, sino también esos numerosísimos seres que no vemos, y que estos seres que ocupan tan gran lugar en la Creación, deben tener una decisiva influencia en nuestra vida, ya que los muchos demonios ya buscan tenerla.
Características de los ángeles
Sabemos que el ángel es un ser incorpóreo, espiritual, que está donde actúa, y donde quiere actuar; que a veces Dios permite que asuman cuerpos; que tienen poder sobre la materia; que son diferentísimos unos de otros, cada uno es de diferente especie que el otro. Sabemos también que su conocimiento es rapidísimo, que va inmediato a la esencia de las cosas, que tienen una voluntad pura y fortísima, que tienen libre albedrío, es decir pueden escoger entre una cosa y otra, pero que ese libre albedrío en los ángeles buenos siempre los lleva al bien; que no es que hayan sido creados antes del mundo corpóreo sino concomitantemente con él; que actualmente viven en estado de gracia y de gloria.
Sabemos igualmente que los ángeles que perseveraron, es decir los que no se dejaron arrastrar por las mentiras de satanás son más que los que pecaron; sabemos también que no conocen los secretos de los corazones de los hombres, ni conocen los misterios divinos de forma natural, sino que los conocen o pueden conocer en Dios, en el Verbo encarnado, e incluso tal vez por la enseñanza de la Iglesia.
Y lo más benéfico para nosotros: que algunos de esos muchos ángeles fueron destinados para nuestra ayuda, para alcanzar la vida eterna.
Es claro que el demonio busca de todas las maneras posibles alejarnos del conocimiento de los ángeles, pues sabe por experiencia propia que si nos aliamos a ellos, ese adversario sí se encuentra a su altura y ya muchas veces lo ha vencido, y con su ayuda también nosotros lo podemos vencer.
Esta es una razón a más, para pedirle a Nuestra Señora, Reina de los Ángeles, que nos dé la gracia de una devoción cada vez mayor a ellos; que nos cree el hábito de invocarlos a cada momento.
De tener de forma constante presente en el espíritu, la noción de que estamos rodeados de ellos, para que invocándolos, se hagan más presentes en nuestras vidas. Cómo decía un maestro de vida espiritual: los demonios son intrusos, los ángeles buenos no. Estos solo actúan si los invocamos.
Por tanto, amémoslos e invoquémoslos.
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