Corría el año 43 del siglo pasado, en plena Segunda Guerra, y los nazis ya se habían enseñoreado de Italia.
Redacción (07/10/2020 17:07, Gaudium Press) En estos días de pandemia, recordemos la fascinante historia del Síndrome K, la terrible enfermedad que… acabo por salvar decenas de vidas.
***
Corría el año 43 del siglo pasado, en plena Segunda Guerra, y los nazis ya se habían enseñoreado de Italia.
Era una enfermedad nueva, mutación de un virus o una bacteria, que producía síntomas terribles, siniestros, mortíferos en corto tiempo. Lo llamaron el Síndrome K, sería tal vez por kill, por su indiscutible capacidad asesina.
Era el otoño de ese año de 1943, cuando la estrella nazi ya comenzaba su descenso, y cuyo presentimiento tal vez los hacía más sanguinarios a los fanáticos de Hitler. Habían asaltado por esos días un guetto judío cerca del Tíber, en Roma, y algunos de los desdichados corrieron a refugiarse al hospital católico Fatebenefratelli. El hospital se ubica en una isla del Tíber; pero era un refugio ilusorio, hasta ahí llegarían los nazis…
El ingenio de los médicos
Fue entonces que triunfó el ingenio por encima de la fuerza bruta, y los médicos Vittorio Sacerdoti y Giovanni Borromeo maquinaron el astuto plan. Ellos usarían el nombre clave Síndrome K, creado por Adriano Ossicini, para distinguir a quienes eran enfermos reales de judíos escondidos como pacientes.
Como galenos expertos, poblaron de características verosímiles a su nuevo personaje: el síndrome se transmitía fácilmente. Por ejemplo, alguien afectado con esos síntomas que viajase en un tren, podría fácilmente contagiar a todos los pasajeros, incluyendo nazis por supuesto.
La ‘K’ realmente no era de kill, sino la primera letra de Kesselring, el comandante encargado de la ocupación nazi de Italia. Aunque también se acomodaba a Kappler, jefe de las SS, verdugo de asesinatos en masa. El Síndrome K buscaba alejar los malos espíritus que habitaban a esos dos personajes.
Pero el personaje requería también de una escenografía, por si los nazis deseaban verificar. Y le fue creada.
En el hospital había una sala especial donde estaban recluidos tales ‘enfermos’. A la entrada había un letrero que advertía: “Prohibido tocar a estos pacientes”. Algunos niños fueron entrenados para expectorar tosidos que parecían provenir de ultratumba. Evidentemente era en extremo contagioso ese síndrome, y ya haber llegado a la puerta de la sala habría sido una temeridad. Los nazis se tragaron el cuento por entero.
Para completar la trama misteriosa, y no se sabe bien por qué, el secreto del Síndrome K solo fue revelado 60 años después. Tal vez, nunca se sabe, por si era necesario volverlo usar…
Por Carlos Castro
(Con información de gizmodo.com)
Deje su Comentario