miércoles, 27 de noviembre de 2024
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Santa Isabel de Schönau, un día un ángel la golpeó con un látigo, por no cumplir su orden

Santa Isabel fue entregada al monasterio de monjas en Franconia con 12 años de edad.

Elisabeth von Schonau2

Redacción (18/06/2021 08:02, Gaudium Press) Santa Isabel de Schönau, Virgen, nuestra santa de hoy, nace por vuelta del año 1128 y es entregada al convento de monjas en Franconia, que llevaba el nombre de Schönau.

Más o menos seis años después, hace su profesión religiosa.

Sufría de mala salud, y a pesar de ello usaba las disciplinas que usaban las monjas de esos tiempos para mortificarse por amor a Dios.

Pronto se dio cuenta de su nada ante Dios, y de la necesidad del auxilio divino a todo instante: “La más vil de Sus pobres creaturas, agradece a Dios que, desde el momento en que entró a la orden hasta hoy, Sus manos la han empujado con tanta insistencia, que nunca dejó de sentir sus dardos en el cuerpo”, decía.

Alma pura, alma inocente, alma sufridora, Dios la regaló con manifestaciones sobrenaturales, visiones celestiales y persecuciones diabólicas.

Comunicación constante con el más allá

Cuenta en una carta dirigida a su amiga la gran Santa Hildegarda, que un día un ángel le mandó que anunciara a las gentes las calamidades que les vendrían por no hacer penitencia. Pero ocurrió que ella se demoró en cumplir con el mandato angélico, y narra ella que entonces el ángel apareció de nuevo, la golpeó con un látigo, y por esto estuvo enferma tres días. Algunas de las calamidades anunciadas por el ángel no se cumplieron, y luego este se le apareció y le dijo a la Santa que no habían sobrevenido porque la gente había hecho penitencia.

Fue visitada malamente en su celda por demonios, que se revestían de hábito de monjes, burlándose de ella y amenazándola. Una vez vio al demonio bajo la forma de un toro negro que se arrojó sobre ella, y entonces se transformó en un haz de llamas de las que surgió un rebaño de cabras pestilentes. Pero tras un periodo de temibles manifestaciones preternaturales se sucedió otro de consolaciones y visitas sobrenaturales.

Era común que el santo del día la visitara, y a veces ángeles diversos. Y luego podía describir a quien quisiera con lujo de detalles a sus visitantes celestiales. También presenció escenas de la Pasión, la Resurrección y la Ascensión de Jesús. Algunas de sus visiones las reprodujo en cera, y éstas, complementadas con sus explicaciones orales, componen tres libros sobre las visiones de Santa Isabel, publicados por Egberto.

Fue superiora de su comunidad los últimos siete años de su vida. Murió el 18 de junio de 1164, a los 38 años de edad.

Con información de El Testigo Fiel

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