viernes, 29 de noviembre de 2024
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Cardenal Muller: Estados persiguen la libertad religiosa con las llamadas leyes anti-discriminación

En conversación con Kath.net, el purpurado alemán habló de la tentativa de imposición de un pensamiento único, llevada adelante por cierta élite.

Cardenal Muller 2

Foto: Archivo

Redacción (25/06/2021 10:06, Gaudium Press) En reciente entrevista con Lothart Rilinger, de Kath.net, el antiguo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal Gerhard Muller, trató sobre los intentos a diversos niveles de la imposición de un pensamiento único, y los ataques que esa imposición conlleva a la libertad del cristianismo.

Independiente de las diversas concepciones que pueda haber sobre el Estado y sobre la dignidad humana, es fundamental para el Cardenal Muller afirmar que “el Estado existe para el pueblo y no el pueblo para el Estado. El ciudadano no es propiedad de los que están en el poder, sino que el pueblo es el soberano ante quien el gobierno debe rendir cuentas. Ningún hombre tiene derecho a decidir sobre la vida, la integridad corporal y la libertad de conciencia y creencia de otro. Tampoco deberíamos hablar de una limitación de los derechos fundamentales”.

Los derechos fundamentales no son concesión graciosa del Estado

Estos derechos fundamentales “que nos llegan por naturaleza o, según nosotros, son concedidos por nuestro Dios y Creador, no pueden ser derogados ni limitados. Solo se puede sancionar su abuso o uso en detrimento de otros. En caso de guerras, desastres o pandemias, las autoridades legítimas deben tomar las medidas necesarias en interés del bien común. Pero la crisis del coronavirus no debe ser una buena oportunidad para socavar la democracia y la libertad de la sociedad civil en favor del paternalismo de una élite auto-proclamada que quiere enseñar a la gran masa del pueblo lo que es bueno para ellos. El estado no es como un – mal – maestro que trata o maltrata a sus ciudadanos como ‘escolares estúpidos’”, manifestó el Cardenal.

No es el Estado el que concede los derechos fundamentales: “Conceder y retirar proviene del diccionario de dictaduras educativas autocráticas”. “En un Estado constitucional, distinto de un Estado unitario ideológico, depende de sus tres poderes separados proteger y garantizar el ejercicio de los derechos naturales de los ciudadanos. Tampoco necesitamos políticos, jueces o sus voceros en los medios estatales que, como los niños menores de edad, a veces nos tratan con dureza, a veces nos dejan correr con correa”.

El purpurado advierte contra la “dictadura de la opinión”, esto es, la ejercida en “algunos estados”, “donde existe el derecho a demandar si me siento ofendido por la opinión de un otro y me siento insultado solo porque no tengo argumentos en contra.” Esta dictadura de opinión, a veces se viste de “derecho formal”.

Hoy hay que defender la libertad religiosa contra los límites del poder

“Es absurdo que hoy se deban defender de nuevo contra los límites del poder estatal las opiniones publicadas y, en Europa, la libertad religiosa”.

El purpurado no se queda en la tesis sino que la aplica a casos concretos: “Actualmente, a través de la agresiva agenda de descristianización en las instituciones de la Unión Europea, en la administración Biden, en los estados islámicos y ateos, la libertad de creencia y culto de los cristianos está irrefutablemente amenazada de manera sutil o brutal”.

El Cardenal Muller también da un caso concreto de cómo se amenaza la libertad del cristianismo, en un ejemplo que lleva a pensar en la famosa ley Zan que se debate en Italia: “Es contrario a la ética natural, así como al espíritu cristiano, insultar a una persona homosexual como persona por esta razón. Pero también es un crimen del Estado hacer que la proclamación de la verdad bíblica de la pecaminosidad de los actos sexuales extramatrimoniales, especialmente entre personas del mismo sexo, sea punible con multas o penas de prisión, según lo declarado ‘lícito por el estado’ por las llamadas leyes anti-discriminación. Cuando las leyes estatales socavan los derechos naturales fundamentales, ya no podemos hablar de democracia en el sentido clásico”.

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Es claro que los derechos fundamentales encuentran sus límites en el bien común de la sociedad, en el bien legítimo de los demás, manifiesta el Cardenal.

Ciertos “superbillonarios”

Sobre la libertad de opinar, afirma el Cardenal que no puede “imaginar que la policía y el fiscal sean los pilares de la discusión académica. Esto es pura decadencia, cuando los profesores son invitados y luego expulsados ​​de la medida intelectual de activistas de género, fanáticos de Black Lives Matter y fanáticos de LGBT. Después de todo, Sócrates fue condenado a muerte por políticos de poder mediocres, y Aristóteles rechazó la democracia, que había degenerado en un gobierno de masas, ‘para no dar a los atenienses una segunda oportunidad de pecar contra la filosofía’ ”.

El purpurado alemán advierte también contra ciertos “superbillonarios estadounidenses, los grandes gigantes tecnológicos y la industria farmacéutica”, quienes aprovechando la crisis del coronavirus y avanzando las tesis del Gran Reset, “están tratando de imponer al mundo entero su pobre concepción de la humanidad y su visión del mundo económicamente limitado en relación con el modelo del Partido Comunista Chino”, un modelo de pensamiento único, sentimiento único y homogenizado en su indignación hacia los disidentes.

Con información de Marcotosatti.com https://www.marcotosatti.com/2021/06/25/muller-liberta-di-fede-minacciata-da-europa-biden-stati-islamici-e-atei/

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