El purpurado viajó a Alemania con ocasión de los 100 años de las relaciones entre ese país y el Vaticano.
Redacción (30/06/2021 12:00, Gaudium Press) El tema de la Iglesia alemana ha dado y dará mucho de qué hablar, evidente. Pues nada de grande se hace de repente como dice el proverbio latino, ni tampoco se soluciona de repente.
Ayer, dirigiéndose a algunos obispos alemanes en Berlín, el Cardenal Secretario de Estado, Mons. Pietro Parolin, les pidió colocar de lado visiones y necesidades individuales, y les señaló que “la comunidad debe tener precedencia”.
El purpurado instó a la iglesia en Alemania a “volver a una unidad que no depende de estar de acuerdo con orientaciones comunes, como es habitual en política, sino en estar enraizada en Dios”. Se opuso a “reducir la unión a una sola parte en particular, por relevante y significativa que sea”. Lenguaje diplomático con aspectos un tanto crípticos, que no obstante revela la preocupación de las altas instancias vaticanas con lo que ocurre en materia de unidad Alemania.
Presentes estaban el presidente de la conferencia episcopal, Mons. Georg Batzing, además del Cardenal Arzobispo de Munich y el Cardenal Arzobispo de Colonia, entre otros. La visita marcaba los 100 años del inicio de relaciones diplomáticas entre el Vaticano y la Santa Sede, en un contexto que muchos califican de pre-cismático por los avances del llamado Camino Sinodal, en temas como la moral sexual, sacerdocio, entre otros.
Aguas que no se amansan
Y aunque en reciente encuentro con el Papa Mons. Batzing haya querido tranquilizar las aguas, declarándole que no tienen los obispos alemanes la intención de “embarcarse en un camino especial”, declaraciones como las del obispo de Hildesheim, Mons. Heiner Wilmer, en apoyo de la Declaración de Hildesheim que promueve las bendiciones de uniones del mismo sexo, parecen desmentirlo abiertamente.
Presentes en la homilía del Cardenal Parolin estaban el Cardenal Arzobispo de Munich, Mons. Reinhart Marx, quien en su reciente carta de renuncia no aceptada invocó el apoyo al llamado Camino Sinodal, junto al Cardenal Arzobispo de Colonia, Mons. Raine Maria Woelki un claro crítico de ese Camino, y que recientemente recibió una visita apostólica para indagar cómo había sido el manejo dado a casos de abuso sexual por parte del clero. El Cardenal Woelki enfrenta una fuerte presión para que renuncie.
No obstante, voces como las del Cardenal Gerhard Muller, antiguo prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, aseguran que la presión contra el Cardenal Woelki no tienen tanto que ver con el asunto del manejo de los abusos sexuales, del que ya una investigación independiente lo exoneró, sino con su oposición al Camino Sinodal.
“Evidentemente no se trata de la justicia para las víctimas ni de la asunción de responsabilidad por fallos personales. El foco son otros objetivos”, afirmó el Cardenal Muller, quien por lo demás declara sin ambages que el Camino Sinodal alemán tiene “una agenda herética y cismática” y que procurar encontrar solución al tema de los abusos sexuales por esta vía es algo que “está condenado al fracaso”. (Gaudium Press/ Saúl Castiblanco)
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