¡Oh, cómo le agrada a Dios aquel, con humildad y paciencia, abraza las cruces que Dios le envía! San Ignacio de Loyola dijo: «No hay madera más apta para producir y conservar el amor de Dios que la madera de la Santa Cruz», es decir, para amarlo en medio del sufrimiento..
Redacción (08/11/2021 17:50, Gaudium Press) “Persuadámonos de que, en este valle de lágrimas, no puede haber verdadera paz en el corazón a no ser en aquel que tolera y abraza con amor los sufrimientos para agradar a Dios: así carga el estado de corrupción con la que todos estamos infectados a causa del pecado. El estado de los santos en la tierra es el de sufrir amando; el estado de los santos en el cielo es el de gozar del amor.
“Una vez, el padre Paolo Segneri Juniore [1] escribió a una de sus penitentes, para animarla a sufrir, que pusiera por escrito estas palabras al pie del Crucifijo: ‘Es así que se ama’. No el padecer, sino el querer padecer por amor a Jesucristo es la señal más segura para ver si un alma lo ama. ‘¿Y qué mayor ganancia, dijo Santa Teresa, se puede tener de que tener algún testimonio de que agradamos a Dios?’
“Pero no faltan tantas almas amorosas que encuentran toda su satisfacción en el sufrimiento, y serían casi inconsolables si vivieran aquí sin sufrir. ‘Mirar a Jesús crucificado, dijo una santa persona, me hace tan hermosa la cruz que me parece que no puedo ser feliz sin sufrir; el amor de Jesucristo me basta para todo’. He aquí lo que Jesús aconseja a los que quieren seguirlo, tomarlo y cargar su cruz: ‘Toma tu cruz cada día y sígueme’ (Lc 9,23). Pero es necesario tomarlo y cargarlo no a la fuerza y con disgusto, sino con humildad, paciencia y amor.
“¡Oh, cómo agrada a Dios aquel que, con humildad y paciencia, abraza las cruces que Dios le envía! Decía San Ignacio de Loyola: ‘No hay madera más apta para producir y conservar el amor de Dios que la madera de la Santa Cruz’, es decir, amarlo en medio del sufrimiento. Un día Santa Gertrudis le preguntó al Señor qué podía ofrecerle que fuera más de su agrado; y él le respondió: ‘Hija, no puedes hacerme cosa más placentera que sufrir con paciencia todas las tribulaciones que te vienen’ ”.
Referencia: SAN ALFONSO MARÍA DE LIGÓRIO. Práctica del Amor de Jesucristo. Trad: Luís Augusto Rodrigues Domingues. São Paulo: Book Cultor, 2021, pág. 54-55.
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[1] Sacerdote jesuita italiano del siglo XVIII. XVIII.
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