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Era el 105º aniversario de la primera aparición de Nuestra Señora a Lucía, Francisco y Jacinta en Fátima.
Redacción (16/05/2022 09:46, Gaudium Press) El pasado viernes 13 de mayo la Iglesia celebró la festividad de Nuestra Señora de Fátima. En esta ocasión, la catedral madrileña de Santa María la Real de la Almudena acogió, a las 17:00 horas, una Misa solemne en honor a la Virgen, organizada por los Heraldos del Evangelio y presidida por el arzobispo de Madrid, el Cardenal Carlos Osoro Sierra.
Era el 105 aniversario de la primera aparición de Nuestra Señora a Lucía, Francisco y Jacinta en Fátima.
El templo catedralicio acogió a centenares de madrileños que quisieron manifestar su amor a la Virgen.
La transmisión pudo seguirse por el canal de YouTube del Arzobispado de Madrid. He aquí un resumen:
Concelebraron con el purpurado el Vicario Episcopal de la Vicaría VIII de Madrid, y otros sacerdotes diocesanos y de los Heraldos del Evangelio, cuyo coro tuvo a su cargo las músicas de la ceremonia.
En su Homilía el Cardenal recordó que “la Palabra de Dios que hemos proclamado, y que es la que se proclama en todos los lugares donde hoy se celebra la fiesta de Fátima, tiene como tres expresiones, que yo le pido al Señor que a través de su Madre las incorporemos nosotros también, y que se resumen en estas palabras: prestar, reconocer y testificar”.
Cardenal pidió a la Virgen que nos diera «su marca»
Don Carlos Osoro también estimuló para que todos dijeran a la Virgen: “María, aquí estoy Madre. Dame tus entrañas, dame tu amor, dame tu marca – marca mariana – dámela y haz posible que yo en medio de este mundo, ponga en práctica hoy lo que tú me has dicho: que preste la vida, que te haga reconocido por todos los hombres y que sea un testigo valiente del Evangelio como nuestra madre lo ha sido”.
“Que el Señor os bendiga y os guarde siempre queridos hermanos – agregó el Cardenal Osorio – y que hoy sea un día en que junto a María nos hacemos más marianos, que quiere decir más hijos de Dios y más hermanos de todos los hombres. Amén”.
La Eucaristía terminó con una procesión por las naves del templo y posteriormente la imagen de la Virgen fue llevada al exterior de la Catedral para ser venerada por los fieles. (JAR)
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