Francisco meditó en el evangelio del día, cuando Jesús anuncia la venida del Paráclito.
Redacción (30/05/2022 12:07, Gaudium Press) Ayer, cuando en muchos lugares la Iglesia conmemoraba la ascensión del Señor, el Papa Francisco meditó en el Regina Coeli sobre el evangelio del día, de San Lucas, que narra la última aparición del Señor resucitado a sus discípulos. En este texto Jesús dice a los discípulos que conviene que él parta para que venga el Espíritu Santo.
Francisco afirmó que el Señor “sube al cielo, pero no nos deja solos”. Al contrario, dijo, “precisamente al ascender al Padre asegura la efusión de su Espíritu”. Y recordó que en otra ocasión Jesús había hablado de la conveniencia de irse, “porque si no me voy, el Paráclito no vendrá a ustedes”.
“Al subir al cielo, Jesús, en lugar de permanecer cerca de unos pocos con su cuerpo, se hace cercano a todos con su Espíritu”, dijo el Pontífice. Y el Espíritu Santo “hace presente a Jesús en nosotros, más allá de las barreras del tiempo y del espacio, para que seamos sus testigos en el mundo”.
Jesús también en ese evangelio bendice a los apóstoles, con “un gesto sacerdotal”, puesto que “Dios, desde los tiempos de Aarón, había confiado a los sacerdotes la tarea de bendecir al pueblo”. De esta manera “el Evangelio quiere decirnos que Jesús es el gran sacerdote de nuestra vida”, que “sube al Padre para interceder por nosotros, para presentarle nuestra humanidad”, dijo el Papa.
“Así, ante los ojos del Padre, están y estarán siempre, con la humanidad de Jesús, nuestras vidas, nuestras esperanzas, nuestras heridas. Así, al hacer su ‘éxodo’ al cielo, Cristo ’nos abre camino’, va a preparar un lugar para nosotros y, desde ahora, intercede por nosotros, para que siempre estemos acompañados y bendecidos por el Padre”.
Francisco concluyó invitando a rezar “a la Virgen, la bendita entre las mujeres, que, llena del Espíritu Santo, siempre reza e intercede por nosotros”.
Con información de Vatican News
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