miércoles, 27 de noviembre de 2024
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Sacerdote de Toledo: la doctrina de la Humanae Vitae hace parte del depósito de la fe

El Padre Francisco José Delgado se refiere a los rumores acerca del cambio de esta doctrina y analiza su peso magisterial.

P.Delgado Martin

Foto: Parroquia de Torrelodones

Redacción (12/08/2022 12:29, Gaudium Press) Artículo de mucha actualidad ha publicado en Infocatolica el P. Francisco José Delgado Martín, de la archidiócesis de Toledo, sobre los rumores que corren de un posible cambio en la doctrina de la encíclica Humanae Vitae acerca de la contracepción.

Establece primero el presbítero que “una de las metas principales del progresismo eclesial es derribar la Humanae Vitae”.

Después de recordar que desde su publicación, “una gran cantidad de teólogos y obispos” se negaron aceptar la encíclica, “sin consecuencia alguna para ninguno de ellos”, afirma después que “al parecer, la Pontificia Academia para la Vida está siendo el instrumento que se está empleando para conseguir lo imposible: ‘misericordiar’ el magisterio de Pablo VI (…) sin manchar la figura del Papa [Montini] ni el resto de su pontificado”.

Recuerda el P. Delgado lo que hoy circula con profusión, lo expresado por el Arzobispo Ferdinando Lambruschini, “de la Comisión que examinó el tema de la encíclica”, quien en conferencia de prensa dijo que “el papa Pablo VI le había comentado personalmente que la doctrina de HV no pretendía expresar una verdad de fe definitiva garantizada por la «infallibilitas in docendo» (infalibilidad en la enseñanza)”.

Afirma sin embargo el presbítero, que el asentimiento requerido por un documento magisterial se debe deducir “del mismo texto”, “y no por el comentario de un monseñor romano a un periodista en una rueda de prensa”.

Por lo demás, el sacerdote llega a dudar de la veracidad de la propia afirmación del Arzobispo Lambruschini, pues “Pablo VI no quiso que el tema concreto de la anticoncepción se debatiera en el Concilio Vaticano II, porque la novedad de la anticoncepción química había creado disenso entre los asistentes, por lo que se lo reservó para tratarlo él. Teniendo en cuenta ese ambiente polémico, resulta bastante absurdo que Pablo VI no quisiera más que expresar una especie de opinión teológica y no clarificar de forma definitiva la cuestión”.

Después de decir que la Pontificia Academia para la Vida “no expresa claramente cuál es su posición”, el sacerdote de Toledo refiere otra de las razones que se están esgrimiendo para decir que la doctrina de la Humanae Vitae no es infalible e irreformable: “Otro argumento que aparece es que, al parecer, Karol Wojtyla, como Arzobispo de Cracovia, habría pedido a Pablo VI que definiera como infalible la enseñanza de HV. Pablo no lo habría hecho, ni tampoco el mismo Juan Pablo II”.

Diversos tipos de verdades, todos verdades

Recuerda el sacerdote que hay verdades de fe que son “divinamente reveladas”; están también las “verdades propuestas por la Iglesia de modo definitivo” y finalmente son verdades de fe “«todas aquellas enseñanzas – en materia de fe y moral – presentadas como verdaderas o al menos como seguras, aunque no hayan sido definidas por medio de un juicio solemne ni propuestas como definitivas por el Magisterio ordinario y universal»”.

Para el sacerdote Delgado, la doctrina de la Humanae Vitae “entra dentro del segundo orden de verdades, es decir, «aquellas doctrinas que conciernen al campo dogmático o moral que son necesarias para custodiar y exponer fielmente el depósito de la fe, aunque no hayan sido propuestas por el Magisterio de la Iglesia como formalmente reveladas»”.

“Este tipo de doctrinas, dice el documento de la CDF [Congregación de la Doctrina de la Fe] que hemos citado antes, «pueden ser definidas formalmente por el Romano Pontífice cuando habla ‘ex cathedra’ o por el Colegio de los Obispos reunido en concilio, o también pueden ser enseñadas infaliblemente por el Magisterio ordinario y universal de la Iglesia como una ‘sententia definitive tenenda’». Hay que señalar, ahora que se insiste tanto en la aceptación del Vaticano II, que aquí se está citando un párrafo de Lumen Gentium. Por último, hay que aclarar que estas doctrinas no exigen un acto positivo de definición por parte del Romano Pontífice. Una vez más, el documento de la CDF nos dice que: «En el caso de un acto no definitorio, se enseña infaliblemente una doctrina por medio del Magisterio ordinario y universal de los Obispos esparcidos por el mundo en comunión con el Sucesor de Pedro. Tal doctrina puede ser confirmada o reafirmada por el Romano Pontífice, aun sin recurrir a una definición solemne, declarando explícitamente que la misma pertenece a la enseñanza del Magisterio ordinario y universal como verdad divinamente revelada (primer apartado) o como verdad de la doctrina católica (segundo apartado)»”, expresa el sacerdote.

Para apoyar su afirmación, el presbítero toledano cita un texto de la propia Humanae Vitae, que trata del itinerario seguido para su publicación:

«No podíamos, sin embargo, considerar como definitivas las conclusiones a que había llegado la Comisión, ni dispensarnos de examinar personalmente la grave cuestión; entre otros motivos, porque en seno a la Comisión no se había alcanzado una plena concordancia de juicios acerca de las normas morales a proponer y, sobre todo, porque habían aflorado algunos criterios de soluciones que se separaban de la doctrina moral sobre el matrimonio propuesta por el Magisterio de la Iglesia con constante firmeza. Por ello, habiendo examinado atentamente la documentación que se nos presentó y después de madura reflexión y de asiduas plegarias, queremos ahora, en virtud del mandato que Cristo nos confió, dar nuestra respuesta a estas graves cuestiones.» [Negrita no del documento original].

“Creo que con la lectura atenta del texto de la HV y las referencias, queda bastante claro que Pablo VI declara su intención de presentar la enseñanza continua del Magisterio Ordinario de la Iglesia, confirmándolo y aplicándolo a la nueva discusión moral respecto de la anticoncepción química, sin necesidad de recurrir a una definición solemne. Es cierto que todos estos elementos no se encuentran, como quizá sería deseable, condensados en una sola fórmula breve y clara, pero también lo es que pretender que aquí Pablo VI no está queriendo dar una enseñanza irreformable es retorcer el texto de manera totalmente injustificable”, concluye el sacerdote.

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