En la audiencia general Francisco analizó la conversión de San Mateo, y como él se dispuso a hacer apostolado en su entorno.
Redacción (11/01/2023 15:41, Gaudium Press) Hoy Francisco ha iniciado un nuevo ciclo de catequesis en las audiencias generales de los miércoles, bajo el tema la “pasión por la evangelización”, que también define como “celo apostólico”.
La Iglesia nace misionera, está llamada a ser “testigo contagioso de Jesús”, y busca que se irradie “su luz hasta los confines de la tierra”.
Esta dimensión misionera es esencial y vital, pues cuando “se pierde, la comunidad se enferma, se cierra en sí misma y se atrofia”. La misión “es el oxígeno de la vida cristiana: la vigoriza y la purifica”.
En ese sentido, el objetivo de estas catequesis que hoy inician será el de “reavivar el fuego que el Espíritu Santo quiere hacer arder siempre en nosotros”.
Para introducir el tema, el Papa habló de la conversión de San Mateo: “Todo comenzó cuando Jesús vio a un hombre, Mateo, y no lo juzgó por lo que hacía – era un publicano – sino por su realidad íntima, con sus virtudes y sus defectos”. Era un publicano, despreciado por todos, que lo consideraban “un colaborador [ndr. del yugo romano], un traidor del pueblo”.
Pero el Señor lo llamó, y “Mateo se levantó, dejó su puesto de autoridad y sus seguridades, y se puso a disposición de Jesús, en una actitud de servicio a los demás. Después de su conversión, Mateo no se fue a un lugar lejano e idílico, sino que regresó a su casa. Al volver, ya no era el mismo. El encuentro con Jesús lo había cambiado, convirtiéndolo en un auténtico testigo de la alegría del Evangelio”.
La misión comienza hoy, en el entorno
La misión viene preparada con una actitud de contemplación hacia el otro como la de Jesús, “Él mira siempre a cada persona con misericordia y predilección. Y los cristianos están llamados a hacer como Cristo, mirando como Él especialmente a los llamados lejanos”.
Después del encuentro con el Redentor, “Mateo vuelve a su entorno, pero vuelve cambiado y con Jesús. Su celo apostólico no comienza en un lugar nuevo, puro e ideal, sino allí donde vive, con la gente que conoce. He aquí el mensaje para nosotros: no tenemos que esperar a ser perfectos y haber recorrido un largo camino detrás de Jesús para dar testimonio de Él; nuestro anuncio comienza hoy, allí donde vivimos. Y no comienza tratando de convencer a los demás, sino testimoniando cada día la belleza del Amor que nos ha mirado y nos ha levantado”.
Francisco concluyó con una invitación: “Pidamos a Dios la valentía de Mateo, para que, también nosotros, al sentir la mirada del Maestro – que nos interpela y nos descubre cómo somos – seamos capaces de alzarnos de nuestra postración y ser sus testigos en nuestra vida cotidiana. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Muchas gracias”.
Con información de Vatican News
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