En la ocasión, el cardenal ordenó a dos nuevos sacerdotes en la Parroquia Nuestra Señora del Brasil, ubicada en un barrio de clase alta de la capital paulista.
Redacción (11/01/2023 15:52, Gaudium Press) El pasado viernes 6 de enero, el Cardenal Odilo Pedro Scherer, Arzobispo Metropolitano de São Paulo, Brasil, presidió la ceremonia de ordenación de dos nuevos sacerdotes para su jurisdicción.
Los padres João Henrique Funari Fouto y Pedro Paulo Pereira Funari fueron ordenados en la Parroquia Nuestra Señora del Brasil, ubicada en Jardim América, un barrio de clase alta de la capital. El ritual de la ordenación sacerdotal fue concelebrado por obispos auxiliares y sacerdotes.
Imposición de manos y oración de ordenación
Después de la proclamación del Evangelio, los candidatos comparecieron ante el Cardenal que los interrogó. Luego los diáconos hicieron sus promesas sacerdotales y se postraron ante el altar mientras toda la asamblea invocaba la intercesión de todos los Santos.
La imposición de manos a los elegidos fue el momento central de la celebración, seguida de la oración de ordenación, en la que el cardenal Odilo invocó el poder del Espíritu Santo para constituirlos en la dignidad de presbíteros.
Revestidos con paramentos litúrgicas sacerdotales
Inmediatamente después de vestirse con los paramentos sacerdotales, los nuevos ministros vieron sus manos ungidas con el aceite del Crisma. A través de este ceremonial son investidos de poder para “la santificación del pueblo fiel, y para ofrecer el santo sacrificio a Dios”.
Finalmente, el Cardenal Odilo entregó el pan y el vino a los recién ordenados, recordando a los nuevos sacerdotes que deben ser conscientes de lo que van a hacer y poner en práctica lo que van a celebrar, conformando su vida al ministerio de la cruz del Señor.
Año Vocacional en Brasil
El Arzobispo de São Paulo aprovechó para recordar a los fieles sobre el 3er Año Vocacional en Brasil, en el que todos están llamados a reflexionar sobre el misterio de la llamada de Dios y a tomar conciencia de la grandeza y belleza de la vocación.
“Todos están llamados a ponerse en posición de escucha y correspondencia, para decir el ‘sí’ gozoso de cada día a la propia vocación y, de este modo, colaborar en la edificación del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia”, concluyó. (EPC)
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