El camino de la vocación en Cristo, a todo nivel, familiar, profesional, trae “el arduo pero gratificante riesgo del servicio”.
Redacción (23/01/2023 10:27, Gaudium Press) En su catequesis del Ángelus ayer, en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco habló de las renuncias que a veces es preciso hacer para decir ‘sí’ a la llamada de Jesús. Se celebraba en la Iglesia el domingo de la Palabra del Señor.
Para su meditación Francisco se apoyó en el evangelio del día, que cuenta el paseo que el Señor daba en el mar de Galilea, cuando vio a dos hermanos, Pedro y Andrés, que echaban en el mar sus redes. Con su voz de dominus les dijo: “«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres». Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron”.
“Detengámonos en esta escena: es el momento del encuentro decisivo con Jesús, el que recordarán el resto de su vida y que entra en el Evangelio. A partir de entonces, siguen a Jesús y, para seguirle, se marchan”, dijo el Papa.
Ese llamado de Jesús se da a todo hombre, que de una forma u otra lo convoca a su vocación con nota cristiana.
“Tarde o temprano llega el momento en que es necesario tomar una decisión: ¿dejo algunas certezas y emprendo una nueva aventura, o me quedo dónde estoy?” pregunta Francisco. Es “un momento decisivo para todo cristiano, porque en él se juega el sentido de todo lo demás. El encuentro con Jesús: ¿qué hago? ¿Dejo mi egoísmo, por ejemplo, para seguirle o permanezco en mí? Aquí es donde se juega el resto. Si uno no encuentra el valor para ponerse en camino, corre el riesgo de permanecer espectador de su propia existencia y de vivir su fe a medias”.
Para seguir el camino de Jesús, que es “hermoso”, que trae “el arduo pero gratificante riesgo del servicio”, es preciso “dejar atrás lo que nos impide vivir plenamente, como los miedos, los cálculos egoístas y las garantías para mantenernos a salvo viviendo una vida mediocre”.
El sacrificio de un profesional – Una familia joven
El Papa habló del camino por ejemplo de una familia joven, que en medio de las dificultades de hoy se abre a la aventura de la maternidad y la paternidad: “es un sacrificio, pero basta una mirada a los niños para comprender que era justo dejar atrás ciertos ritmos y comodidades”. Así como los médicos o sanitarios “que han renunciado a tanto tiempo libre para estudiar y prepararse, y ahora hacen el bien dedicando muchas horas del día y de la noche, mucha energía física y mental a los enfermos”.
Con información de Vatican News
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