Diversas fuentes afirman que vuelve a estar en las quinielas el nombramiento del obispo de Hildesheim, que algunos califican como “más allá de hereje”.
Redacción (25/01/2023 12:06, Gaudium Press) Hay rumores que se apagan con el tiempo y se evolan como el polvo que lleva el viento. Otros por el contrario crecen y se convierten en clamores: este es uno de ellos.
Desde finales del año pasado corría por pasillos y algunas salas de redacción que Francisco deseaba nombrar como remplazo del Cardenal Ladaria al obispo alemán Heiner Wilmer al frente del Dicasterio de la Doctrina de la Fe, aún el más importante.
En su cuenta Twitter Diane Montagna, ‘vaticanista’ ya de trayectoria, posteaba el pasado 22: “En diciembre, varios cardenales intervinieron para impedir el nombramiento del obispo alemán Heiner Wilmer como prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. Según fuentes de @messainlatino, el #PapaFrancisco nuevamente está considerando seriamente seguir adelante con el nombramiento”.
Ese tweet era acotado al día siguiente por otro del corresponsal en Roma del National Catholic Register, el bien informado Edward Pentin, que confirmaba: “El mes pasado, unos 20 cardenales y varios obispos lograron disuadir a Francisco de nombrar a +Wilmer nuevo prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. Pero el obispo, acusado de ser ‘más que hereje’, según los informes, vuelve a estar en juego para el nombramiento”.
Ante este ‘reencauche’ del posible nombramiento del obispo de Hildesheim, las reacciones ahora se multiplican como floración primaveral: “Obispo hereje candidato a custodio de la ortodoxia, riesgo de cisma”, titula La Nuova Bussola Quotidiana. “MiL al Pontefice: No a un Vescovo Simil-Protestante alla Dotrina della Fede”, publica Marco Tosatti en su muy visitado blog.
Refiere La Nuova Bussola que Mons. Wilmer es “uno de los obispos más a favor de revocar la enseñanza de la Iglesia sobre la moral sexual”; que se mostró molesto “por la oposición de más de un tercio de los obispos alemanes al texto base sobre la sexualidad humana” que se debatía en el cuestionado llamado Camino Sinodal alemán; que en su diócesis las bendiciones de parejas homosexuales son “una práctica normal” que él impulsa, y que a pesar del “revés temporal” en su nombramiento sufrido el año pasado, ahora su escogencia “parece más que probable”.
Un innovador, que no quiere ser obsesionado con la eucaristía
Ya George Weigel en The Catholic World Report expresaba a mediados de diciembre que el obispo de 61 años ex superior de los dehonianos, “no se opondría a ser contado entre los obispos más progresistas en un episcopado alemán dominado por progresistas”.
Recordaba Weigel las declaraciones sobre ‘obsesiones eucarísticas’ de Mons. Wilmer, a raíz de las transmisiones de misas vía online con ocasión de la pandemia, de las que decía que “personalmente” no se sentía “confortable”: “Yo personalmente no creo que sea bueno que cada párroco, cada sacerdote emita desde alguna capillita o de la sala… ¡Tampoco puede ser que estemos obsesionados sólo con la Eucaristía! Por supuesto que es importante, pero el Concilio Vaticano II dice que el Señor no sólo está presente en la Eucaristía, sino también en las Sagradas Escrituras, en la lectura de la Biblia, y debemos tomar en serio la palabra de Jesús, donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. Ante la pregunta del periodista que indagaba más a Mons. Wilmer sobre una hipotética hipervalorización de la eucaristía, el obispo dejaba más claro su pensamiento: “Bien, en la reacción de algunos creyentes, la Eucaristía está ya sobrevalorada. Como si no hubiera nada más”.
De hecho, Mons. Wilmer sí se declara como un innovador, según sus palabras al abrir la fase diocesana del Sínodo de la Sinodalidad: “Necesitamos una nueva mirada a la sexualidad y una nueva forma de pensar sobre el ministerio del sacerdote. Necesitamos una nueva mirada a la participación justa de género para todos en la Iglesia, hombres y mujeres por igual”.
En fin, desde diversos ámbitos católicos se considera el posible nombramiento de Mons. Wilmer como un “desastre sin precedentes”, cuando no un disparador de cismas.
Todo este intrincado tema se matiza ahora con la novísima declaración de Francisco en entrevista publicada ayer por la Associated Press, en el sentido de que el Camino sinodal alemán “no es serio”, “es ideológico”, no está abierto “al Espíritu Santo” y está liderado por una “élite” al márgen de “todo el pueblo de Dios”, lo que llevaría a indicar que el Papa no se inclinaría a nombrar a uno de sus más genuinos representantes en el Dicasterio que aún sigue siendo el de mayor relevancia.
Sin embargo, no son pocos los que apuntan que Francisco tiene ya tradición en giros de gobierno y declaraciones, que no guardan enteramente la línea de anteriores pronunciamientos.
¿Quienes son esos 20 cardenales que en diciembre se opusieron al nombramiento de Wilmer? Es claro que al menos algunos son de la línea del fallecido Cardenal Pell, algo atestiguado por declaraciones en la línea de las hechas por la periodista Maike Hickson, quien afirmó en su cuenta twitter el 16 pasado, que “ahora se me permite decir públicamente que el cardenal George Pell estuvo entre los cardenales (junto con el cardenal Gerhard Muller y otros) que intervinieron en Roma contra el nombramiento inminente/muy probable del obispo Heiner Wilmer como jefe del Dicasterio para la Doctrina”. Es claro también que estos cardenales no han cambiado de opinión.
Queda hecha pues, la apuesta: ¿Se lanzará Francisco con ese nombramiento y los riesgos de sus consecuencias? La ruleta está girando. Quien viva verá. (SCM)
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