miércoles, 25 de diciembre de 2024
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Chile: 30 años de la canonización de Santa Teresa de los Andes

El 25 de marzo se celebrarán los 30 años de la canonización de la primera santa chilena, en una Eucaristía presidida por el Obispo de la Diócesis de Aconcagua, Monseñor Gonzalo Bravo.

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Redacción (22/03/2023 09:35, Gaudium Press) La Conferencia Episcopal de Chile informa que el rector del Santuario de Santa Teresa de Los Andes en Auco, P. Rodrigo Segura Orrego OCD, invita a los peregrinos a agradecer a Dios por el “hermoso don que nos hizo en la santidad de Teresita de Los Andes”, participando en la Eucaristía Solemne que se celebrará este sábado 25 en el Santuario. Agregó que esta es una oportunidad para pedirle que “siga siendo este faro brillante para toda la humanidad”.

A la misa asistirán autoridades civiles y eclesiásticas, representantes de instituciones, entidades y peregrinos que darán gracias a Dios por el don de la santidad de Teresa de Los Andes a la Iglesia Universal.

Santa Teresa de Los Andes fue canonizada el 21 de marzo de 1993 en el Vaticano, en una celebración presidida por el Papa Juan Pablo II, a la que asistieron más de cinco mil peregrinos chilenos.

¿Quién fue Santa Teresa de Los Andes?

Juanita Fernández Solar ingresó al Monasterio de las Carmelitas Descalzas, en la ciudad de Los Andes, el 7 de mayo de 1919. Como carmelita, su nombre era Teresa de Jesús, no pudiendo vivir un año entero en el convento habiendo fallecido el 12 de abril de 1920, a los 19 años. En tan poco tiempo, pudo consumar la carrera de santidad que había comenzado en serio mucho antes de su Primera Comunión.

De hecho, un día, cuando estaba con un sacerdote amigo de la familia, le dijo: “¡Padre, vamos para el cielo!” Al salir de la casa, el cura le preguntó: “Entonces, Juanita, ¿por cuál camino vas al cielo?”. Juanita respondió: “Allí”, señalando con el dedo la cordillera de los Andes. El sacerdote entonces replicó: “Después de haber escalado estas montañas tan altas, el cielo está todavía muy lejos. No, Juanita, este no es el camino al cielo: Jesús en el tabernáculo, este es el verdadero camino al cielo”.

Juanita tenía muchas ganas de hacer su Primera Comunión. A menudo preguntaba cuándo podría hacerlo, pero respondían que era demasiado joven. Entonces Juanita pidió que le enseñaran a hacer la comunión espiritual.

Después de recibir el permiso para hacer la Primera Comunión, se preparó para la confesión, rezó mucho y ofreció muchos pequeños sacrificios a Jesús. “Me preparé durante un año. Durante ese tiempo, la Virgen me ayudó a limpiar mi corazón de todas las imperfecciones”.

Hizo su Primera Comunión el 11 de septiembre de 1910. Este día fue recordado por el resto de su vida. A partir de entonces, se esforzó por comulgar todos los días.

En 1914 tuvo que ser operada de apendicitis. Y fue en ese momento cuando Juanita escuchó el llamado de Cristo que la invitaba a entregarse completamente a Él y hacerse carmelita.

En septiembre de 1917 tomó contacto por primera vez con la Priora del Carmelo de Los Andes porque tenía la convicción interior de que Dios la llamaba a este monasterio.

En enero de 1919 visitó ese Carmelo. Allí recibe la confirmación de que Dios la llama a este lugar. Ingresó a Carmelo de Los Andes el 7 de mayo de 1919 y recibió el nombre de Hermana Teresa de Jesús.

Siente una alegría muy profunda en su corazón por haberse entregado completamente a Dios y por haber renunciado a lo más querido para ella (su familia) para seguir a Cristo.

Desde el inicio se esfuerza por cumplir la Regla con perfección, fidelidad y mucho amor. Realizó los trabajos más humildes y desagradables. Para ella, la vida de una carmelita consiste en tres cosas: amar, sufrir y orar por la conversión de los pecadores, por la santificación de los sacerdotes y de la Iglesia.

Con permiso de su priora, que entiende que la postulante es un alma excepcional, Teresa tiene una intensa actividad epistolar. Sus cartas irradian el amor de Cristo y la alegría de pertenecerle plenamente. Algunas de sus amigas, movidas por su testimonio, entraron en la vida religiosa.

El 8 de septiembre de 1919 Teresa es aceptada para tomar el hábito, recibiéndolo el 14 de octubre de 1919, en presencia de su familia y numerosos amigos.

En los primeros días de marzo de 1920, Teresa declara al confesor de la comunidad que sólo le queda un mes de vida, pidiendo permiso para hacer penitencias extraordinarias. El confesor no creyó sus palabras, diciéndole que se contentara con observar fielmente la Regla del Carmelo.

A pesar de la enfermedad que la llevará a la muerte, Teresa participa en todos los ejercicios de Cuaresma, incluido el ayuno estricto. El 2 de abril de 1920, Viernes Santo, Teresa iniciaba su viacrucis siguiendo a Cristo y dedicando largas horas a la oración ese día. Las hermanas notaron que tenía mucha fiebre y la obligaron a descansar.

Varios médicos la examinaron y le diagnosticaron tifus avanzado.

El 7 de abril Teresa hizo su profesión religiosa in articulo mortis. Según la costumbre, una novicia en peligro de muerte puede pronunciar sus votos (sin embargo, si no muere, debe volver al noviciado).

Después de mucho sufrimiento físico y espiritual, Teresa entregó su alma a Dios el 12 de abril de 1920 a las 19 horas. “Para una carmelita, la muerte no da miedo. Ella vivirá la vida real; estará en los brazos de aquel a quien amaba aquí en la Tierra sobre todas las cosas, y estará para siempre inmersa en el amor”.

Teresa de los Andes fue beatificada, tras un largo proceso, el 3 de abril de 1987, en Santiago, durante la visita del Sumo Pontífice a Chile, y canonizada seis años después en el Vaticano, convirtiéndose en la primera santa chilena y la primera carmelita descalza americana en alcanzar tan alto honor.

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