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Estas ramas benditas no se pueden guardar ni desechar de ninguna manera, porque cuando se bendicen, se vuelven sacramentales.
Foto: Vatican Media.
Redacción (31/03/2023 16:34, Gaudium Press) La Semana Santa, la más importante de la liturgia católica, comienza con el Domingo de Ramos, en el que recordamos la entrada triunfal de Nuestro Señor Jesucristo en Jerusalén, acogido por el pueblo que, con ramas en las manos, cantaba “Hosanna en las alturas”.
Las ramas benditas se vuelven sacramentales
Al celebrar este momento de la liturgia, los fieles toman ramos, que son bendecidos, para participar en la procesión que se realiza antes de la Santa Misa del Domingo de Ramos. Después de la celebración, los ramos benditos, que se convierten en sacramentales, son llevados por los fieles a sus casas.
Estas ramas benditas no se pueden guardar ni desechar de ninguna manera, ya que sirven como medicina, protección y, sobre todo, memoria del compromiso que todo católico ha asumido como seguidor de Cristo. Pero al fin y al cabo, ¿qué hacer con estos ramos después del Domingo de Ramos?
Las cenizas del Miércoles de Ceniza se toman de estas ramas.
Lo ideal es colocarlos en un lugar destacado, junto a una Cruz, la imagen de un Santo o un cuadros del Sagrado Corazón de Jesús o el Inmaculado Corazón de María, en definitiva, en un lugar donde se suelen realizar oraciones en el hogar. Hay quien lo pone en la puerta como una forma de proteger la casa.
Además, forma parte de la costumbre de la Iglesia que, cuando estas ramas se secan, se quemen y sus cenizas se arrojen a la tierra o se entierren. Las parroquias suelen, después de que las ramas estén secas, quemarlas y guardar sus cenizas hasta el año siguiente para usarlas en las celebraciones del Miércoles de Ceniza. (EPC)
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