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Hoy, en su catequesis de la audiencia general, Francisco recordó la parte final del evangelio del domingo pasado, sobre la Pasión del Señor, que termina con la expresión “Sellando la piedra”.
Foto: Screeshot YouTube Vatican Media
Redacción (05/04/2023 15:34, Gaudium Press) Hoy, en su catequesis de la audiencia general, Francisco recordó la parte final del evangelio del domingo pasado, sobre la Pasión del Señor, que termina con la expresión “Sellando la piedra” (Mt 27,66), que indicaría que todo parece terminado, para los discípulos de Jesús.
“El Maestro ha sido crucificado, asesinado de la forma más cruel y humillante, colgado en un patíbulo infame fuera de la ciudad: un fracaso público, el peor final posible”. Los discípulos sufrían un desánimo que puede ser común a los hombres de hoy, a veces desilusionados, con sensación de que los tiempos pasados fueron mejores, que incluso hasta en la Iglesia las cosas no van como antes.
Para salir del desánimo hay que dejar nuestras dobleces y falsedades y volver el corazón a lo esencial, a una vida sencilla, dijo Francisco.
La esperanza nace cuando se mira a la Cruz, instrumento de tortura que Jesús convirtió en el mayor signo del amor de Dios. “Ese madero de muerte, convertido en árbol de vida, nos recuerda que los inicios de Dios empiezan a menudo en nuestros finales: Él ama obrar maravillas”.
Como Jesús en la Cruz, nosotros también estamos heridos por la vida, poco o mucho, pero estas heridas, en lugar de dejarlas infectar por el rencor o la tristeza, debemos unirlas a las heridas de Jesús para que nuestras llagas se vuelvan luminosas, expresó Francisco.
En estos días santos acerquémonos al Cruficificado, indicó el Papa. “Pongámonos delante de Él, despojado, para decir la verdad sobre nosotros mismos, quitando lo superfluo. Mirémosle herido, y pongamos nuestras heridas en las suyas. Dejemos que Jesús regenere en nosotros la esperanza”.
Con información de Vatican News
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