martes, 24 de diciembre de 2024
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Nicaragua: Monseñor Rolando Álvarez hace tres meses en prisión

Desde el año pasado, 37 sacerdotes y un obispo han sido exiliados, así como 32 religiosos de diferentes congregaciones han sido expulsados ​​del país por el dictador de Nicaragua.

Dom Rolando Alvarez

Foto: Vatican News

Redacción (12/05/2023 09:43, Gaudium Press) Ayer, 10 de mayo, se cumplió el tercer mes del encarcelamiento del obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez Lagos, después de su condena a 26 años y 4 meses de prisión por su oposición al gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua. Tras pasar unos meses bajo arresto domiciliario, acusado de conspiración y delitos contra la patria, el obispo se encuentra actualmente recluido en una celda oscura, cuyas condiciones higiénicas son degradantes.

El gobierno de Nicaragua no escatima esfuerzos para frenar cualquier oposición de los católicos. Desde 2018, ha habido 529 episodios de violencia contra la Iglesia Católica en el país, incluyendo profanaciones y ataques.

Apenas el año pasado y principios de este año, 37 sacerdotes y un obispo fueron exiliados, así como 32 religiosos de diferentes congregaciones fueron expulsados ​​del país por el presidente de Nicaragua. El dictador también prohibió 3.176 procesiones durante la última Semana Santa.

El pasado 12 de febrero, el Papa comentó en el Ángelus que “me entristece un poco la noticia que llega de Nicaragua y no puedo dejar de recordar aquí con preocupación al obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, a quien tanto quiero, condenado a 26 años penas de prisión, así como personas que han sido deportadas a los Estados Unidos. Rezo por ellos y por todos los que sufren en esta querida nación, y pido sus oraciones”.

Iglesia perseguida

El “calvario” del obispo Rolando Álvarez comenzó el 4 de agosto de 2022, cuando le impidieron el ingreso a la catedral de Matagalpa para celebrar misa. Después de algunos meses de arresto domiciliario, fue llevado al aeropuerto para ser deportado junto con más de 200 presos políticos, pero, al negarse a salir del país, fue encarcelado.

Según la periodista e investigadora nicaragüense Martha Patricia Molina, autora del estudio “Nicaragua: ¿Iglesia perseguida?”, poco se sabe sobre el obispo Rolando Álvarez. “No tengo información de él, pero sé que algunas autoridades del sistema penitenciario de Chipote no están de acuerdo con el trato injusto reservado a cada uno de los presos políticos y con la actitud del dictador”, dijo el autor a Radio María.

“Nadie que se encuentre en las condiciones del obispo Álvarez y los demás presos políticos puede sentirse bien. En las cárceles de Nicaragua se practican torturas crueles, inhumanas y degradantes”, agregó Molina.

Como parte de este trato cruel, ordenado por Ortega, el diario nicaragüense La Prensa, cuya versión impresa fue suprimida por el gobierno de Ortega, informó que el obispo Álvarez ni siquiera tiene acceso a papel higiénico en su celda.

Voces que se elevan

Personalidades del panorama político y diplomático han alzado la voz contra la injusta detención del obispo y denunciado el trato inhumano que ha recibido monseñor Álvarez.

Para el abogado Danny Ramírez Ayerdis, secretario ejecutivo del Centro Interamericano de Asistencia Legal para los Derechos Humanos, lo que busca la dictadura “es quebrantar la moral del obispo que está sufriendo graves violaciones al derecho internacional: son crímenes de lesa humanidad dentro del persecución que vive la Iglesia Católica en Nicaragua”.

Por su parte, el exembajador de Nicaragua ante la Organización de los Estados Americanos, Arturo McFields Yescas, dijo al sitio 100% Noticias que con la detención de Mons. Álvarez la dictadura está “aún más desacreditada ante el mundo”. “Solo la escoria de la humanidad encarcela a un obispo que no puede hacerles daño. ¿Qué miedo le tienen a un monseñor que lleva la cruz?” El diplomático cree que la detención del obispo terminará pronto gracias a la presión internacional.

Sin embargo, según Radio María, “el optimismo de McFields contrasta con la nueva ola de detenciones de más de 60 opositores al régimen, todos acusados ​​de atentar contra la integridad nacional y difundir noticias falsas”.

En la Iglesia Católica, la manifestación más fuerte contra la atrocidad de Ortega provino de Estados Unidos.

El Obispo de Rockford y Secretario de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, Monseñor James Malloy, escribió en abril de este año: “Pido al gobierno de los Estados Unidos y a toda la comunidad internacional que sigan trabajando por la liberación de Monseñor Álvarez y por la restauración de la paz y del estado de derecho en Nicaragua”.

Sin embargo, el “silencio” de la Santa Sede sobre la situación del obispo ha sido criticado por algunos círculos católicos, especialmente por el sitio web italiano Il Sismógrafo.

En junio de 2022, los responsables de Il Sismógrafo escribieron: “La Sede Apostólica ha dado la impresión de que considera necesario callar o incluso ceder. Algo similar ya se había visto -en América Latina- en el caso de las persecuciones de Nicolás Maduro contra la Iglesia en Venezuela”.

“Este silencio del Santo Padre, inexplicable e injustificable, ha causado y está causando un grave dolor a la comunidad católica de Nicaragua y de América Latina. La Santa Sede también debe corregir algunos errores graves para evitar que otros gobiernos de la región se sientan animados a silenciar la voz de cientos de obispos fieles al Magisterio, al Concilio y al Documento de Aparecida”, informa el sitio web italiano.

Por Rafael Tavares

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