Mucho se ha dicho sobre el fin del mundo. Las catástrofes naturales, las enfermedades y las guerras mantienen en vilo a los seres humanos. Pero, ¿son estas amenazas reales?
Redacción (02/06/2023 11:23, Gaudium Press) Los fenómenos incontrolables de la naturaleza, el calentamiento global, la deforestación, las nuevas enfermedades, las guerras, la violencia desenfrenada e incluso la caída de asteroides en la Tierra son, sí, peligros reales y pueden amenazar la vida en el planeta, pero es muy probable que ni todo esto junto tenga el poder destructivo que tiene el propio hombre. Si no hay una intervención divina, nuestra especie está amenazada de extinción por sí misma y este proceso está muy acelerado.
Hace unos meses se lanzó el modelo más avanzado de Inteligencia Artificial, el ChatGPT (transformador generativo pre-entrenado). Poco después del anuncio de este producto, investigamos y escribimos un artículo al respecto, publicado el 2 de febrero, pocos días después del Foro Económico Mundial, en Davos, donde el lanzamiento de la nueva IA tuvo destaque en la agenda. En ese momento, la nueva herramienta aún comenzaba a ser conocida y explorada, y hoy, apenas tres meses después, una cantidad incalculable de personas ya dominan su uso, como si siempre hubiera existido.
Lanzado hace menos de seis meses
ChatGPT se lanzó oficialmente el 30 de noviembre de 2022, es decir, hace seis meses. Es algo nuevo y ha sufrido varias mejoras. En marzo entró en juego el modelo ChatGPT-4, con una tecnología avanzada, mucho más eficiente que la inicial, disponible para los suscriptores de ChatGPT Plus, a un costo de 20 dólares mensuales.
Este modelo promete llevar las interacciones hombre/máquina a un nivel inimaginable. El objetivo de los autores de la tecnología es crear interacciones más “naturales y realistas” entre humanos y máquinas. ChatGPT-4 ya genera texto que imita una conversación humana, haciéndolo casi indistinguible de aquel escrito por una persona real. Es capaz de comprender el contexto, el tono y la intención; es decir, en muy poco tiempo será capaz de responder adecuadamente, en función de cada situación, ya que se retroalimenta y “aprende” más con cada interacción. Según los creadores y críticos, que advierten de los peligros de esta tecnología, “las posibilidades de ChatGPT son infinitas”.
La novedad de GPT4: aplicación de voz para teléfonos móviles
Por ahora, la comunicación con la herramienta se realiza por escrito y la plataforma es incluso muy rudimentaria, muy simple y todavía sujeta a algunas fallas, al menos en la versión de prueba, esa que las personas están tan felices de poder usar gratis, sin darse cuenta que se están poniendo al servicio de OpenAI (creadora de ChatGPT) y Microsoft, principal inversor en esta tecnología.
Sin embargo, incluso antes de que la gente aprendiera a pronunciar ChatGPT sin trabarse la lengua, el pasado día 18 se lanzó su versión de voz para celulares, que expande exponencialmente el uso de la IA que podrá ser usada en cualquier lugar, incluso en movimiento. Si para algunos esto suena genial, para otros parece terrible.
Por ahora, la tecnología solo estará disponible para el sistema IOS (sistema operativo del iPhone), pero ya se está finalizando la versión para el sistema Android. La novedad solo está disponible en Estados Unidos, pero los creadores han anunciado que se expandirá a otros países en las próximas semanas.
Del homo sapiens al “homo inutilis”
Luego de haber evolucionado, según la Ciencia, desde el hombre de Neandertal, comenzamos a presenciar la autodegeneración del homo sapiens sapiens al homo cellularis, una subcategoría que ya sufre transformaciones en su estructura física, caminando cada vez más encorvada, con la cabeza gacha, pareciendo más cercano a nuestros “ancestros primates” que al homo erectus. Y tal vez esta nueva categoría degenere aún más en el homo amorphous (privado de carácter, naturaleza u organización que se pueda definir), y se convierta, según la clasificación que hagan las máquinas –ya que se verá privado del uso de su inteligencia natural y totalmente dependiente de la inteligencia de ellas– el homo inutilis u homo descartabilis, especie totalmente innecesaria e inútil para los monstruos que ella misma creó y a los que dio primacía sobre sí misma.
Hoy, cuando caminamos por la calle, vamos a restaurantes, espacios de ocio, conciertos, ambientes de trabajo e, incluso en nuestros hogares, el uso del celular es dominante. Los niños que ni siquiera saben hablar ya sufren síntomas de abstinencia si les quitan el celular de las manos. Ninguna droga en la historia de la humanidad ha producido tal dependencia. Esta vez nadie escapó: niños, adolescentes, jóvenes, adultos, ancianos, cultos, ignorantes; todos están atrapados en esta red y ni siquiera quieren liberarse.
Las personas permanecen juntas, sin embargo, separadas. En la calle, en los espacios de ocio, en casa, ya no hablan, no se miran, no interactúan. El mundo está en ese pequeño dispositivo que funciona como un control remoto de zombies. La gente habla mucho, tiene millones de amigos (seguidores), pero todos virtuales. Van a conciertos, asisten a conferencias, hablan con psicólogos, hacen citas médicas, trabajan, venden, compran, salen e interactúan en la red, cada vez más distantes en la vida real. Imaginemos ahora, cuando ya no se necesiten otras personas con las que hablar, pues la propia Inteligencia Artificial cumplirá este papel. Un sistema que será quien queramos que sea.
Películas antiguas sobre algo nuevo
Hay dos películas muy interesantes sobre este tema. Una de ellas, llamado Ela, de 2013, ya predecía la relación afectiva entre humanos y máquinas. Un filme que vale la pena ver. La otra, Ex Machina, de 2015, a pesar de tener un contenido menos recomendable, también provoca una profunda reflexión, pues en la trama un joven es desafiado a pasar un tiempo aislado con unas “personas” y descubrir, entre ellas, quiénes son humanos y quiénes son máquinas. Películas de 2013 y 2015, en nuestra cultura del descarte, ya se consideran bastante antiguas, pero retratan muy bien lo que estamos empezando a vivir.
Las personas cada vez más jóvenes se han vuelto expertas en usar ChatGPT para el trabajo escolar, la investigación, la producción de textos y la resolución de problemas matemáticos. Tuve la oportunidad de observar el funcionamiento de la herramienta; la velocidad con la que responde a las preguntas y la aparente asertividad que utiliza es sorprendente, y eso que todavía estamos en la fase inicial de prueba. Mi definición es radical y única: ¡es algo demoníaco!
Como profesional de la escritura, me asusta ver escritores elaborando e-books que enseñan a utilizar la herramienta para escribir cuentos y libros, aconsejando su uso, algo peor que colgarse en el cuello una cuerda y saltar al vacío, porque, cuando se hace eso, el individuo no solo se mata a sí mismo, sino que al enseñar y aconsejar el uso de ChatGPT para producir literatura, asesina a toda una categoría, mata al arte mismo, que, aliada a la fe, es lo más preciado que tiene la especie humana.
¿Para qué catástrofes y cataclismos?
¿Para qué catástrofes? ¿Para qué cataclismos? ¿Para qué cuerpos celestes que colisionen con la Tierra? ¿Para qué pandemias? ¿Para qué guerras? (por cierto, como escribimos en el artículo citado al principio, la IA también se puede utilizar con éxito en la programación de acciones y tácticas militares, es decir, puede conducir perfectamente una guerra, sin nuestra beligerancia característica, por lo tanto, con mucha más eficiencia, porque no habrá sentimientos ni cuestiones humanas de por medio). De todos modos, ¿para qué una intervención externa radical, si estamos poniendo pasivamente el cuello en la guillotina, solo teniendo especial cuidado en mantenernos en una posición que nos permita tomar una selfie?
Piensen en la cantidad de niños que no están naciendo (hablaré de esto en un próximo artículo); en la cantidad de jóvenes que están siendo diezmados por el uso de nuevas drogas, como el K9, que es adictivo y mata rápidamente, e incluso ha victimizado a niños; en personas que siguen muriendo de hambre por falta de alimentos.
Estamos en una curva descendente, y la mayoría de los que queden, con sus nuevas opciones de vida no se reproducirán y aceptarán gustosamente el control total de la Inteligencia Artificial, porque les parece que la perfección de la vida es no pensar, no sentir culpa, no criticar, no ser criticado, en fin, no ver. Por eso Nuestro Señor Jesucristo decía: “El que tenga ojos para ver, que vea”, en referencia a lo que predijo el profeta Ezequiel: “[…] vivís en medio de una casta recalcitrante, de gente que tiene ojos para ver y nada ve, oídos para escuchar y nada oye; es raza de recalcitrantes” (Ez 12, 2).
Quién sabe, tal vez nos salven nuestros perros, a quienes tratamos mejor que a los humanos; al menos tienen afecto por nosotros, dependen de nuestro cuidado y nos protegen de cualquier daño. La Inteligencia Artificial –como ChatGPT y todo lo que está por venir– no tiene afecto, es autónoma, por lo tanto, no depende de nuestro cuidado, y nunca nos protegerá de los peligros que nosotros mismos creamos.
Lamentable. ¡Que Dios tenga misericordia de nosotros!
Por Alfonso Pessoa
Deje su Comentario