San Federico de Utrecht, de familia ilustre, obispo celoso, mártir

Era de familia ilustre de Frisia, parte de lo que hoy soy los países bajos. Su educación fue confiada al clero de la ciudad.

Redacción (18/07/2023 08:09, Gaudium Press) Hoy, entre otros santos, la Iglesia conmemora a Federico de Utrecht, que fue obispo de esa ciudad, y que se dedicó a la evangelización de los frisones.

Era de una familia ilustre de Frisia, zona ubicada al suroeste del Mar del Norte, parte de los que hoy son los Países Bajos. Nació en el año 790 y su educación fue confiada al clero de la iglesia de Utrecht; luego fue el propio obispo quien se empeñó en su formación y lo ordenó sacerdote.

Fue elegido obispo de Utrecht en el año 820.

No fue fácil que aceptara este encargo, pues tuvo que intervenir el emperador Ludovico Pío para hacerle aceptar la sede que había quedado vacante tras la muerte de Ricfredo. Pero era el mejor para el cargo, por sus virtudes y por la íntima comunicación que tenía con el obispo difunto.

Los primeros tiempos de su episcopado los destina a la evangelización de su ciudad, buscando que desapareciesen los últimos restos de paganismo. Visita pobres, enfermos, no abandona sino que acrecienta su vida de oración y penitencia.

Luego se dedica a recorrer el territorio que le había sido confiado, buscando reformar las costumbres de sus diocesanos, particularmente de los de la isla de Walcheren, que vivían en burda inmoralidad.

También empleó sus energías en el combate al arrianismo, que en el fondo negaba la divinidad de Cristo, y que estaba bastante extendido en Frisia, y poco a poco los herejes se van convirtiendo a la verdadera fe católica y romana. Para que el regreso a la fe de estos herejes fuera firme, hace que se componga un fórmula con la profesión de fe, que expresa claramente la enseñanza católica sobre la Trinidad, y manda que se recite tres veces por día una oración en honor de las tres Divinas Personas.

Cuando ya casi había terminado de recorrer su diócesis, y mientras estaba oficiando la misa, es atacado por dos criminales, que tal vez obedecían a Judit, segunda esposa del emperador Ludovico Pío. Al parecer, San Federico la había reprendido por su conducta inmoral, y ella había así maquinado. Aunque hay algunos que ponen en duda esta versión; sin embargo lo que está fuera de toda duda es el martirio del obispo.

Con información de Catholic.net