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San Ambrosio lo tenía en alta estima.
Redacción (02/09/2023 11:30, Gaudium Press) San Justo nace en el Vivarais, Francia, cerca a Lyon, en el S. IV.
Es elegido obispo de Lyon cuando aún era un simple diácono.
En el sínodo de Valence (374) demuestra su amor a la disciplina. En el sínodo de Aquilea, en el 381, se dedica con los otros obispos de la Galia a combatir el arrianismo. San Ambrosio, el gran obispo de Milán, demuestra la alta consideración en que tenía a San Justo, cuando le escribe dos cartas para consultarle cuestiones bíblicas.
Un día entró un asesino que había matado a dos personas a puñal se refugia en la catedral. San Justo lo entrega a condición de que no lo mataran, pero el pueblo enfurecido lo mata. San Justo queda probado, toma el hecho como señal de que Dios no lo quería en la sede de Lyon y parte a Marsella y luego a Alejandría, con un lector llamado Viator, el gran San Viator. Además desde hace tiempo el obispo buscaba el retiro para encontrar a Dios.
En Alejandría de Egipto, San Justo vive apagado, oculto, como un monje cualquiera. Pero un día un habitante de la Galia va hasta Egipto, pues quería visitar los monasterios de la Tebaida, ya famosos. Regresa a su tierra y dijo que había encontrado al obispo, vestido de sencillo monje.
Mandan entonces desde Lyon a un sacerdote para convencerlo de que regrese, pero el obispo no se deja convencer. Luego es el propio obispo que lo sucedió, Antioco, el que va a buscarlo hasta Egipto, pero San Justo muere en sus propios brazos, en el año 390.
Su cuerpo se traslada Lyon, y es sepultado en la iglesia de los Macabeos, que más tarde se llamó de San Justo.
Con información de El Testigo Fiel
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