sábado, 23 de noviembre de 2024
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El Papa explicó el milagro de la curación del sordomudo

Lo hizo en la audiencia general en el aula Pablo VI.

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Redacción (13/11/2023, Gaudium Press) Hoy en la audiencia general, realizada en el aula Pablo VI, el Papa Francisco comentó el milagro cuando el Señor devuelve habla y oído a un sordomudo. Lo hizo en la secuencia de sus meditaciones sobre la pasión por la evangelización. Es la trigésima catequesis sobre el tema y la que cierra el ciclo.

Lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua. Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y dijo: Efatá», que significa «¡Ábrete!». Y enseguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente. (Mc 7, 33-35)”

El Papa recordó que en la Biblia el mutismo y la sordera indican “cerrazón a las llamadas de Dios”, que hay una sordera física, pero que “en la Biblia lo que es sordo a la Palabra de Dios es mudo, porque no habla la Palabra de Dios”. La invitación del Maestro a abrirse se dirige a sus discípulos en arameo, pero la repite a los discípulos de todos los tiempos, y también a cada uno de nosotros “que hemos recibido la efatá del Espíritu en el Bautismo”.

“ ‘Ábrete’, dice Jesús a cada creyente y a su Iglesia: ¡ábrete porque el mensaje del Evangelio tiene necesidad de ti para ser testimoniado y anunciado! Y esto nos hace pensar también en la actitud del cristiano: el cristiano debe estar abierto a la Palabra de Dios y al servicio de los demás. Los cristianos cerrados acaban mal, siempre, porque no son cristianos, son ideólogos, ideólogos de la cerrazón. El cristiano debe estar abierto: en el anuncio de la Palabra, en la acogida a los hermanos. Y por esto, esta ‘efatá’, este ‘abrirse’, a abrirse, es una invitación a todos nosotros”, dijo el Pontífice.

Después de recordar que el Evangelio extiende la vocación misionera a todo cristiano, el Papa invitó a preguntarse: “¿amo realmente al Señor, hasta el punto de querer anunciarlo? ¿Quiero convertirme en su testigo o me contento con ser su discípulo? ¿Tomo en el corazón a las personas que encuentro, las llevo a Jesús en la oración? ¿Quiero hacer algo para que la alegría del Evangelio, que ha transformado mi vida, haga también más bella la suya?”

Con información de Vatican News.

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