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Su caridad hacia los pobres fue insigne.
Redacción (08/01/2024, Gaudium Press) Nacido con fortuna, San Natalán de Aberdeen, que quería una vida contemplativa, entregó su gran finca a los pobres, pero continuó por un tiempo con sus labores agrícolas.
Ayudaba a los necesitados pero también les predicaba el evangelio de Jesucristo. Sus enseñanzas evitaron que la herejía pelagiana se difundiera por su tierra, Escocia.
Narra la tradición que camino a Roma a donde iba en peregrinación, se desató una tormenta y por ello blasfemó. Horrorizado con su acción, se encadenó las manos y lanzó la llave al agua.
Regresando de Roma, compró un pez en el mercado, y, oh sorpresa, dentro del pez estaba la llave, por lo que entendía que a Dios lo había satisfecho su penitencia. Regresó a Roma a contarle al Papa el prodigio, y el Pontífice, viendo que era realmente un hombre de Dios, lo hizo obispo.
Regresa a Escocia. Vivía en Tullicht, hoy diócesis de Aberdeen. Construyó las iglesias de Tullicht Bothelim y la de la colina; en la primera fue enterrado, donde ya se consideraba que sus reliquias operaban milagros.
Muere en el 678. León XIII confirma su culto en 1898.
Con información de El Testigo Fiel
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