La vida del general y luego fraile es llena de vericuetos. Pero siempre presente, la mano de Dios y la Virgen.
Redacción (26/01/2024, Gaudium Press) El pasado miércoles Francisco concedió audiencia al Cardenal Marcello Semeraro, Prefecto del Dicasterio de las Causas de los Santos, para promulgar los decretos de santidad de la beata Marie-Léonie Paradis, y de cinco nuevos venerables.
Van aquí rasgos biográficos de uno de ellos.
El general Gianfranco Chiti
El hoy ya Siervo de Dios Gianfranci Chiti nace el 6 de mayo de 1921 em Gignese, Italia, y a los 15 años ingresa a la escuela militar de Roma. Su amor a la Virgen pronto fue manifiesto, y a Ella le prometió que si aprobaba los exámenes le dedicaría el tiempo de sus vacaciones a los pobres.
De octubre de 1941 a mayo de 1943, fue combatiente en los frentes croata, griego y ruso. De ese tiempo recuerda que le dolía mucho ver a sus jóvenes compañeros muertos “por las culpas de los otros”, arrancados de sus familias y llevados a lejanos territorios a morir. “Me venía el instinto de arrodillarme y besarlos”, decía.
“Veía en ellos la imagen del Redentor porque la guerra es efecto de los pecados del mundo. Cuando nos encontrábamos con nuestros enemigos, sin las armas, entre nosotros no había ni odio ni violencia, solo respeto. ¿Cómo habríamos vuelto con vida a Italia, si no fuera por las mujeres rusas que nos dieron de comer lo poco que les quedaba? ¿Quizás veían en nuestros rostros el de sus hijos y maridos que estaban del otro lado?”, cuenta el futuro general.
Al final de la guerra, es internado y juzgado en los campos de concentración de Coltano y Laterina, pero en 1946 es absuelto por una comisión destinada a juzgar militares. En 1944 se había inventado un curso en su compañía de Granaderos, en el que había inscrito a 200 partisanos del campo contrario, y con esto los había salvado del fusilamiento. Asimismo salvó a algunas familias judías.
En 1948 fue reinstalado en el ejército italiano reformado, y enviado a Somalia. A los 50 años había sido nombrado coronel, y luego comandante de la prestigiosa escuela de suboficiales de Viterbo, donde consiguió que generaciones enteras de formados lo recordaran con admiración. A los 57 años es ascendido a general de brigada.
Pero al año siguiente deja el fardo militar y viste el sayal franciscano capuchino, agregando el nombre de María a su nombre de pila.
En 1990 es enviado a restaurar el convento de San Crispín en Orvieto, que había sido profanado y cubierto con escritos blasfemos. Bajo las ruinas del convento instaló una carpa militar, y sus viejos granaderos vinieron a ayudar, convirtiéndose así en un oasis de paz y acogida para los más pobres.
Fallece el 20 de noviembre de 2004.
El 8 de mayo de 2015, el obispo de Orvieto, Benedicto Tuzia, abre la fase diocesana del proceso de beatificación. Para Fray Gianfranco María su mérito más grande fue “cambiar el uniforme de soldado de la patria por la de soldado de Jesús”.
Con información y fotos de Religión En Libertad.
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