sábado, 23 de noviembre de 2024
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¡Cristo murió por mí! Qué gratitud le debemos…

Nuestro Señor sufrió tormentos para salvar al género humano; Él también los sufrió por mí. ¿Cómo puedo expresarle mi gratitud?

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Redacción (27/03/2024, Gaudium Press) Lo que más inspiró a San Pablo a amar a Jesús fue pensar que Él quería morir no sólo por todos en general, sino también por él en particular. “Él me amó y se entregó por mí” (Gal 2,20). Y así debemos exclamar cada uno de nosotros, porque, como afirma san Juan Crisóstomo, Dios ama a cada hombre en particular con el mismo amor con el que ama al mundo (cf. Gal 2).

Cada uno de nosotros no está menos en deuda con Jesucristo por haber sufrido por todos que si hubiésemos sufrido por cada uno en particular. Ahora bien, si Jesús hubiera muerto para salvarte sólo a ti, hermano mío, dejando a otros en su desgracia original, ¿qué obligación no tendrías hacia Él? Sin embargo, debéis comprender que tenéis una mayor obligación para con Él, dignándose a morir por todos.

Si él hubiera muerto exclusivamente por ti, ¡qué vergüenza sentirías al pensar que tus vecinos, padres, hermanos, amigos, tendrían que ser condenados y que, después de esta vida, vivirías para siempre separado de ellos!

Si hubieras sido reducido a esclavitud con toda tu familia y alguien apareciera para rescatarte solo, ¡con qué urgencia no le rogarías que, junto con ti, rescatara también a tus padres y a tus hermanos! ¿Y qué gratitud no tendrías que mostrarle si lo hiciera para complacerte? Entonces dile a Jesús: ¡Ah! Dulce Redentor mío, sin que yo te lo suplique, no sólo me has rescatado de la muerte con el precio de tu sangre, sino también a mis familiares y amigos, y puedo tener toda esperanza de entrar con ellos en tu gozo en el Paraíso. Señor, te agradezco y te amo, y espero agradecerte y amarte eternamente en esa patria bendita.

(Extraído, con adaptaciones, de: AFONSO MARIA DE LIGÓRIO. La Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. w. 1, 10.)

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