jueves, 21 de noviembre de 2024
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La Virgen de Fátima estuvo en ‘prisión intramural’ en Nicaragua el 13 de mayo

La celebración a la Virgen de la Cova de Iria, que normalmente incluía procesiones por las calles, tuvo que hacer dentro de los templos, por obra y cuenta del régimen Ortega.

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Redacción (15/05/2024 16:31, Gaudium Press) Ya han pasado más de 4 meses de la expulsión del país de Mons. Rolando Álvarez y 17 clérigos, y aunque pueda parecer que en algo la persecución contra la Iglesia haya cedido en Nicaragua, la verdad es que la tenaza de hierro se mantiene:

Ahora el noticiario local reporta que “la dictadura obliga a parroquias en Nicaragua a celebrar ‘intramuros’ a la Virgen de Fátima”, según titula La Prensa.

Normalmente el 13 de mayo era celebrado a lo largo y ancho del país con peregrinaciones o procesiones que salían de los templos, portando una imagen de la Virgen de esta advocación. Pero eso es algo del pasado, por lo menos mientras dure el régimen Ortega, según se pudo constatar.

Diversas iglesias manifestaron en sus cuentas de Facebook que las celebraciones del 13 de mayo las debieron realizar dentro de los templos, o al máximo, hasta el atrio.

Por ejemplo, en la parroquia de Nuestra Señora de Fátima, ubicada en El Salto, San Rafael del Sur, muy cerca del océano pacífico, esta festividad adquiere el carácter de celebración patronal, importante, tanto que para esta ocasión 2024 estaba agendado el propio Cardenal Brenes, Arzobispo de Managua. Pero en la misa de la tarde, a la que se sucedería la procesión con velas, esta se realizaría “al interno de nuestra parroquia”.

Es claro que la ‘clausura intramural’ decretada por el régimen Ortega no se restringe a la Virgencita de la Cova de Iria, o a las procesiones, sino que la dictadura también realiza otras operaciones de asfixia.

El 8 de mayo se celebraba una fiesta muy importante en el país, la de la Virgen de Cuapa. La dictadura ya había autorizado la realización de una misa solemne en su templo, que es Santuario Nacional, pero antes de la celebración fue desplegada una inexorable policía que bloqueó el acceso de los fieles.

También al régimen Ortega se le ha ocurrido últimamente querer reemplazar el culto a Cristo o ponerlo a competir con otros espectáculos.

El pasado 19 de abril, la dictadura organizó una jornada boxística, no en cualquier coliseo sino en el atrio de la Catedral de León, en la plaza Juan José Quezada. “Los muros de la catedral quedaron orinados y sucios”, señaló Martha Molina, investigadora en derechos humanos y especialista en violaciones contra la Iglesia bajo el régimen.

El ring delante de la catedral fue “el obsequio funesto que envió la dictadura a SER monseñor Sócrates René Sandigo en el día su cumpleaños. Ni eso respetaron los dictadores”, apuntó Molina.

De hecho, lo ocurrido en la Catedral de León fue en cumplimiento de una directriz del ejecutivo, para ‘conmemorar’ en ese estilo la rebelión de abril de 2018, que de hecho fue en protesta contra el régimen y que concluyó con un saldo de 350 personas asesinadas: “Las misas se han tenido que suspender en algunos templos porque los sonidos que provocan las actividades de la dictadura no permiten que los fieles escuchen”.

No, la persecución no cesa, se mantiene, en estrategia de asfixia.

 

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