Con motivo de la 61ª Jornada de África, el Cardenal Secretario de Estado dijo que África es una tierra de esperanza, un continente que puede transformarse en campo de justicia y paz.
Redacción (28/05/2024, Gaudium Press) Con motivo de la 61ª Jornada de África, los Embajadores del grupo de residentes africanos acreditados ante la Santa Sede organizaron –ayer lunes 27 de mayo– una celebración eucarística presidida por el Cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, y que contó también con la participación de otros prelados, como Mons. Fortunatus Nwachukwu, Secretario del Dicasterio para la Evangelización, y Mons. Rolandas Makrickas, comisario extraordinario del Santo Padre para la Basílica de Santa María la Mayor. También concelebraron muchos sacerdotes africanos.
La celebración tuvo lugar en la Basílica de Santa María la Mayor, en honor del primer embajador africano acreditado ante la Santa Sede, Antonio Manuel N’vunda, cuyos restos mortales se encuentran en la cripta de esta basílica desde enero de 1608. La misa estuvo precedida por un homenaje floral: diplomáticos africanos depositaron dos coronas de flores en la tumba del Papa Pablo V, en la Capilla Paulina, y en la tumba de Antonio N’Vunda, en la cripta.
El mundo necesita a África
En su homilía, el cardenal Parolin describió las innumerables riquezas de África, tanto espirituales como humanas, culturales y naturales. Luego abordó los avances alcanzados y los desafíos que enfrenta el continente africano, especialmente en relación con la paz y el desarrollo. Refiriéndose a las palabras de Benedicto XVI en la exhortación apostólica Africae Munus, el secretario de Estado de la Santa Sede recordó la dolorosa historia que retrasó enormemente el progreso de África, especialmente las cicatrices de las luchas fratricidas y de la esclavitud.
A pesar de esto, el cardenal afirmó que hay muchos motivos de esperanza y acción de gracias, ya que África mantiene la alegría de vivir, con muchos niños que nacen, manteniendo la familia un gran valor y poseyendo riquezas humanas, religiosas, intelectuales y culturales que deben ser preservadas. “El mundo necesita a África”, afirmó el cardenal.
Rememoró el purpurado la figura de Antonio Manuel N’Vunda, el primer embajador africano ante la Santa Sede, pionero de la diplomacia africana en el Vaticano. Su memoria recuerda la naturaleza de la vida diplomática: a través de un trabajo paciente, los diplomáticos buscan establecer relaciones de humanidad, consolidar las relaciones, trabajar por la reconciliación, la justicia y la paz, subrayó el cardenal Parolin, señalando que 50 Estados africanos tienen relaciones con el Vaticano.
“África ocupa un lugar importante en el corazón de la diplomacia de la Santa Sede”, insistió, antes de concluir con una oración a la Virgen de San Juan Pablo II, de la exhortación postsinodal Ecclesia in Africa, pidiendo la intercesión de la Madre de Dios para que África se transforme en una tierra de justicia y paz.
Con información de Vatican News.
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