Es doctor de la Iglesia, reconocido así por Benedicto XIII. Se conservan varios sermones de él, maravillas de doctrina.
Redacción (30/07/2024, Gaudium Press) Nace Pedro Crisólogo en Imola, Italia, hacia el año 380. Fue formado por el obispo de esa ciudad, un gran hombre, Cornelio. Se celebra la fiesta de este santo hoy, porque murió un 30 o un 31 de julio, probablemente del 450.
Destaca de la formación de Cornelio, que logró introducir en la mente de su discípulo el principio de que hay que dominar las pasiones para alcanzar la grandeza, lo que se consigue principalmente con la gracia de Dios; este ejercicio a su vez obtiene las bendiciones de Dios.
Arzobispo de Ravena
Fue amigo del emperador Valentiniano, y de su madre Plácida, y por recomendación de estos fue elegido Arzobispo de Ravena cuando esta ciudad era principal, tanto que ahí vivía el emperador. Este nombramiento ocurre entre el 425 y el 429.
Un día le escribe Eutiques, presbítero de Constantinopla, que después propagaría la herejía monofisista, la cual negaba las dos naturalezas de Cristo, la naturaleza divina y la naturaleza humana del Señor. Ya había sido condenado Eutiques y recurre a San Pedro Crisólogo. San Pedro, fiel a la ortodoxia, lo invita a someterse a la decisión del Papa de Roma, León, “porque el bienaventurado Pedro [es decir, el Papa], que en su sede vive y preside, otorga la verdad de la fe a los que buscan”.
Fue amigo de San León Magno, Papa.
Siendo ya Arzobispo, se empeñó en la evangelización de los paganos, de tal manera que a su muerte pocos quedaban en Ravena que no fueran cristianos.
Se destacó como gran orador sacro. Crisólogo quiere decir el que bien habla.
Conseguía transmitir con facilidad a sus escuchas las verdades de la fe.
No le faltaba el sentido del humor. Decía que no predicaba en verano pues “en este tiempo de calores tan bochornosos no les predico, porque ustedes se apretujan mucho para escucharme y con estas temperaturas tan altas llegan los ahogos y trastornos, y después le echan toda la culpa de ello a mis sermones”.
De sus obras se conservan una carta, 168 sermones de la Collectio Feliciana y 15 “extravagantes” (escritos no clasificados). El contenido de estos sermones es variado, unos sobre textos de la Escritura, outros sobre el padrenuestro, homilías en conmemoraciones de santos, exhortaciones a la penitencia. Por la sabiduría de su doctrina fue hecho doctor de la Iglesia por Benedicto XIII.
Era también un gran propagador de la comunión frecuente, a la que mencionaba como el alimento esencial.
Con información de Aciprensa y El Testigo Fiel
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