Menú 
El 2 de agosto la Iglesia en Costa Rica celebra la solemnidad de su Patrona: Nuestra Señora de los Ángeles.
Redacción (03/08/2023 11:11, Gaudium Press) Era una hermosa mañana del 2 de agosto de 1635. Juana Pereira, una muchacha pobre de la ciudad colonial de Cartago, salió a buscar leña, como de costumbre.
Cuando llegó a la Puebla de los Pardos, sobre una enorme roca de la que brotaba un manantial, encontró una hermosa muñequita de color oscuro con un niño en brazos. Muy admirada, se lo llevó a casa y la guardó en un cofre de madera.
A la mañana siguiente, volviendo a buscar leña, se sorprendió al encontrar en el mismo lugar una muñequita exactamente igual a la del día anterior.
También tomó esta, muy contenta, pensando que no tenía una, sino dos. Pero cuál fue su asombro cuando abrió el cofre y se dio cuenta de que la otra había desaparecido. De todas formas, se quedó con la “segunda”.
Al tercer día, pasando por el mismo lugar, vio sobre la roca una muñequita, igual a las anteriores. Esta vez era demasiada la coincidencia y empezó a encontrar extraño el fenómeno, pero decidió llevarla para ver qué estaba pasando. ¡De regreso a casa, descubrió que la “segunda” también había desaparecido!
Allí la Madre de Dios quiso ser venerada
Fue tal su asombro que corrió a la iglesia a contarle al párroco lo sucedido. Al ver la pequeña estatua, el Padre Alonso de Sandoval sintió un gran deseo de conocer el origen de esta extraordinario “muñeca”.
La guardó en una caja con la intención de examinarla detenidamente más tarde. Sin embargo, cuando abrió la caja al día siguiente, ¡no estaba allí! Juana, al encontrarla por cuarta vez en la roca, la llevó a casa del padre Sandoval.
Al ver este prodigio, el padre Sandoval reunió a los fieles y condujo en procesión la pequeña imagen hasta la iglesia, donde fue encerrada en el sagrario para permanecer en un lugar seguro.
A la mañana siguiente, al darse cuenta de que había desaparecido de allí, todos corrieron a la Puebla de los Pardos y encontraron allí, en la misma roca, la prodigiosa estatuilla.
Entonces entendieron que se trataba de un hecho sobrenatural, y que la pequeña estatua era en realidad una imagen de la Madre de Dios, quien quería ser honrada y venerada en ese lugar por el pueblo costarricense.
Lucha contra los terremotos
Los fieles comenzaron a invocarla bajo el título de Virgen Morena, debido a su apariencia. Poco después la llamaron Virgen de los Pardos, por el pueblo donde fue encontrada, y más tarde Reina de Cartago, ya que así se llamaba la ciudad donde se produjo el descubrimiento.
Finalmente, la llamaron Nuestra Señora de los Ángeles, pues fue encontrada el 2 de agosto, fecha en la que la Orden Franciscana venera a su Patrona como Santa María de los Ángeles.
La expresiva imagen mide aproximadamente 20 centímetros de altura, tiene rasgos mestizos, rostro redondeado, ojos alargados, boca y nariz pequeñas, y está hecha de diferentes materiales, como jade, roca volcánica y grafito. La Santísima Virgen cubre con su manto y sostiene con gran ternura y respeto al Niño Jesús que reposa sobre su pecho, indicando con su mano derecha su Inmaculado Corazón.
En 1639 se construyó la primera iglesia en alabanza a la “Virgen Morena”. Con el aumento de la devoción popular, los fieles decidieron, en 1674, construir un templo digno de Ella.
Éste, sin embargo, fue completamente destruido por un fuerte terremoto en 1822, dos años después se inició la construcción de un tercero, que también fue destruido en 1910 por otro terremoto.
Finalmente, en 1912 se inició la construcción del actual Santuario Nacional, con estructura a prueba de terremotos. El 26 de julio de 1935, el Papa Pío XI le concedió el título de Basílica Menor.
“Todas las generaciones me proclamarán bienaventurada”
Desde el descubrimiento de la “Negrita” (título cariñosamente dado a la imagen por los fieles), el pueblo costarricense ha expresado su amor y devoción a Nuestra Señora de los Ángeles a través de hermosas tradiciones.
Una de ellas es la ceremonia de Vestimenta y Bendición, que se lleva a cabo el 1 de agosto, un día antes de la Fiesta Nacional. En esta celebración, el Rector del Santuario coloca sobre la imagen el rico vestido que lucirá durante un año. Luego, da la bendición a la multitud de devotos.
Otra tradición muy pintoresca y piadosa es la Romería, una larga caminata de personas de todo el país, y de otras partes de Centroamérica, desde sus hogares hasta la Basílica, con el propósito de pedir o agradecer un favor a la Virgen.
El día de la gran fiesta, el 2 de agosto, la imagen es llevada a un altar construido en la plaza de la Basílica, donde se celebra la solemne Eucaristía. Poco después tiene lugar la gran procesión anual, acompañada de autoridades eclesiásticas y civiles, y miles de fieles y peregrinos llegados de todas partes.
Manifestándose en los más diversos países con maravillosos acontecimientos similares a este de Costa Rica, la Virgen María no deja dudas de que Dios quiere que Ella reine en todos los corazones del mundo. “Todas las generaciones me proclamarán bienaventurada” (Lucas 1,48), afirma el hermoso himno del Magnificat.
(Texto extraído, con adaptaciones, de Revista Arautos do Evangelho n. 44, agosto de 2005).
Deje su Comentario