Nace Juana en 1572 en Dijon, Francia, hija del Presidente del Parlamento de esa región, el Sr. Fremiot.
Redacción (12/08/2024, Gaudium Press) Nace Juana en 1572 en Dijon, Francia, hija del Presidente del Parlamento de esa región, el Sr. Fremiot. Cuando apenas tiene 18 meses queda huérfana de madre, y es su padre por tanto quien se encarga de su educación.
Cuando tiene 20 años se casa con el barón de Chantal, aguerrido militar. De esa unión nacen un hijo y tres hijas. A los 9 años de casada, su esposo sale de cacería y a uno de sus compañeros de faena se le dispara el arma e hiere accidental y mortalmente al barón.
En sueños ve quien será su director espiritual
Viuda a los 29 años, pidió durante dos años a Dios un director espiritual. Una vez en sueños vio a un cura alto y con apariencia de venerabilidad, al tiempo que una voz le decía : “Ese es”.
Cuando en el año 1604 San Francisco de Sales fue a Dijon a predicar durante la Cuaresma, Juana se dio cuenta que era aquel sacerdote que había visto en sueños. También el Santo de Ginebra vio con atención a esa señora que vestía con riguroso luto, y preguntó al Arzobispo quien era. El Arzobispo le respondió que era su hermana y al día siguiente se la presentó. Con él Juana hizo una confesión general y le pidió que fuera su director espiritual.
Ella vivía en la casa con su suegro, hombre gruñón que mucho la hizo sufrir. Y también con el personal de servicio, que decía que Juana había cambiado bastante “desde que recibe consejos del santo obispo de Sales. Ahora es mucho más amable y bondadosa”.
Se dedica a la formación de sus hijos, pero también a la caridad y a la instrucción religiosa de quienes dependían de ella. Fomentaba que todos fueran a misa, que todos rezasen.
Es religiosa en contra del deseo de su familia
Sólo hasta que sus hijos estuvieron formados, San Francisco de Sales le permitió ser religiosa. Pero cuando ella manifestó ese deseo, su padre e hijos se opusieron frontalmente. Su hijo incluso se acostó en la puerta diciendo que tendría que pasar por encima de su cuerpo si quería hacerse religiosa, cosa que hizo la Santa con valentía, sintiéndose desfallecer, pero partió al sitio donde comenzaría la formación de su comunidad.
San Francisco de Sales había preparado con bastante anticipación la formación de esta comunidad de mujeres, y fue Juana Francisca la mujer escogida por Dios para esa fundación.
Se pedía para ingresar al nuevo instituto femenino sólo un gran deseo de llegar a la santidad. Su Regla de Vida se hizo famosa pues tenía plasmada la bondad de ese Santo. La bondad, la mansedumbre y la humildad debían ser características de esas religiosas.
La espiritualidad de las visitandinas se toma de unos libros maravillosos de San Francisco de Sales: La Práctica del Amor de Dios; Las Conversaciones Espirituales, que son las charlas que el obispo hacía a las religiosas cuando iba a visitarlas y que Juana Francisca y sus hermanas fueron registrando debidamente; El Arte de Aprovechar nuestras Faltas, que son extractos de sus muchas cartas de orientación espiritual; y el famoso Introducción a la Vida Devota.
La vida de Juana, como la de todo ser humano y también de los santos, estuvo plagada de sacrificios y sufrimientos.
No faltan los sufrimientos
A la muerte de su marido a temprana edad, se le agregó la muerte de su hijo en plena batalla, dejando una viuda y una huérfana, niña de cuya formación tuvo que encargarse la Madre de Chantal.
A una de sus hijas se le muere el esposo en epidemia y luego muere ella cuando estaba dando a luz a su primer hijo.
Muere también San Francisco de Sales, en el año 1622. La alta sociedad no paraba de criticar el ‘fracaso’ de la vida de Juana. Pero a ello ya había respondido el Santo Obispo de Ginebra cuando una vez le escribió: “Si Ud. se hubiera casado nuevamente con un señor riquísimo, la gente no la criticaría, pero como se dedicó a servir al Creador del cielo y de la tierra, ahora sí que la critican sin compasión. Ánimo: trabajar y hacer el bien incansablemente, y dejar que murmuren hasta que se revienten”.
Pruebas de fe
Muerto San Francisco Javier, Dios envió otro santo para que se dedicara a su dirección espiritual y de sus religiosas, San Vicente de Paúl, quien dejó este perfil de la Santa: “Era una mujer de gran fe y sin embargo tuvo tentaciones contra la fe toda su vida. Aparentemente había alcanzado la paz y la tranquilidad del espíritu, pero en su interior sufría terribles pruebas, tentaciones abominables y una sequedad espiritual que la hacía sufrir mucho. La vista de su propia alma la atormentaba. Pero en medio de tan grandes sufrimientos jamás perdió la serenidad y el buen genio, y todo lo hacía por amor a Dios y por la salvación de las almas. Por eso la considero como una de las almas más santas que haya habido sobre la tierra”.
En 1641 ya existían en el mundo 65 conventos de la Visitación. Tenía la santa 69 años. Ella decía entonces a Dios: “Puedes destruir y cortar y quemar todo lo que en mí y en mi vida te parezca que es necesario sacrificar para cooperar a la extensión de tu reino”. Dios tomó su vida el 13 de diciembre de 1641. Es declarada santa en 1767.
Con información de EWTN
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