Pronta reapertura de Notre Dame: gran alegría, y también tristeza por vitrales ‘contemporáneos’

Se va calentando el noticiario con la reapertura de la catedral de Notre-Dame de París el próximo día de la Inmaculada Concepción, 8 de diciembre.

Redacción (13/09/2024 09:02, Gaudium Press) Se va calentando el noticiario con la reapertura de la catedral de Notre-Dame de París el próximo día de la Inmaculada Concepción, 8 de diciembre.

Ya se anuncia que a la misa inaugural de la reconstrucción, asistirá Francisco, quien concluye ahora el más largo viaje de su pontificado.

Ayer regresaron ocho gigantes campanas, que antes de comenzar su reinstalación, fueron bendecidas por el rector de la Catedral.

“Estas campanas son la voz de la catedral, las que suenan todos los días, dijo Philippe Jost, actual responsable de la reconstrucción de la catedral. Su llegada ya “nos permite mirar adelante hacia el renacimiento de Notre Dame”, señaló.

Realmente Notre-Dame se había tornado símbolo de la catolicidad, de la universalidad de la Iglesia, algo que es manifiesto cuando se ve la repercusión mundial del mero regreso de las campanas.

Estas campanas hacen parte del campanario norte de la catedral, que habían sido retiradas para permitir la restauración completa de la torre norte, y fueron llevadas a Normandía para limpieza y restauración ellas mismas.

Hacen parte de las 20 campanas de la catedral, con pesos diferentes, desde dos de 13 toneladas, hasta la Jean Marie’ que pesa 782 kilogramos.

Todo eso ya aporta alegría a la Iglesia universal.

Pero no faltan las tristezas.

Además de cierto mobiliario modernoso, diversos medios informan que en contra de la opinión ampliamente mayoritaria, Macron con el apoyo del Arzobispo de París siguen en su empeño de reemplazar antiguos vitrales de la catedral, que no sufrieron afectaciones, por vitrales ‘contemporáneos’.

Esta iniciativa, que además desprecia la opinión de la Comisión del Patrimonio Nacional, busca cambiar vitrales en seis capillas laterales de la nave sur. Los nuevos vitrales reemplazarían otros históricos, diseñados nada más ni nada menos que por el propio Viollet-Le-Duc, el gran restaurador de la catedral del S. XIX. Un desastre esto, y una afrenta a los miles y miles de donantes que colaboraron económicamente con la restauración, que querían ver reedificada a Notre-Dame, y no los nuevos vitrales Macron.