La historia del rescate de San Plácido, la cuenta nada más ni nada menos que San Gregorio Magno.
Redacción (05/10/2024, Gaudium Press) Hoy, entre otros Santos, conmemoramos a San Plácido, hijo del patricio Tertulio, que fue desde adolescente discípulo de San Benito.
Se cuenta de San Plácido un hecho maravilloso, con aires de leyenda pero que no es leyenda, narrado nada más ni nada menos que por San Gregorio Magno en sus Diálogos.
Estaba Plácido cerca al río cuando se cayó en él. San Benito fue avisado místicamente o por su ángel de la guarda, y al instante ordenó al joven Mauro: “Corre y vuela hermano mío, porque el niño acaba de caerse al río”.
Mauro vuela hasta las aguas con la velocidad del rayo, y solo pensando en salvar al chico sigue corriendo por encima de las aguas, cual lo hizo Cristo. Llega hasta él, toma a Plácido por los cabellos y lo lleva hasta la orilla, siempre sobre las aguas.
Cuando ya están los dos a salvo, es que Mauro cae en cuenta del milagro. Un milagro que había sido doble, si incluimos ahí la revelación de la caída a San Benito, en quien y por quien se operaron muchos milagros.
San Benito dijo a Mauro, que era porque él había sido celoso en la santa obediencia, pero Mauro le dijo a Benito, que era porque él era un santo. Esto era lo más real, y fue confirmado por Plácido, que le dijo a Mauro: “Cuando me sacaste del agua, vi el manto de nuestro padre sobre mi cabeza y pensé que era él quien tiraba de mí”.
Crecieron Mauro y Plácido en virtud, bajo la sombra y la tutela del santo Abad Benito. Vivían ellos con San Benito en el gran Montecassino, y se dice que fue el propio padre de Plácido quien cedió esa propiedad a la naciente gigantesca comunidad.
Durante un tiempo se consideró que San Plácido había muerto mártir, pero esto ha sido desmentido.
Con información de El Testigo Fiel y la Enciclopedia Católica
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