El Pontífice instó a los fieles a mantener la fe en el Espíritu Santo y dar gracias por el don de la vida eterna que Jesús nos dio con su muerte y resurrección.
Redacción (16/10/2024 12:03, Gaudium Press) Durante la audiencia general de este miércoles 16, ante miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco siguió el ciclo de catequesis sobre el Espíritu Santo, centrándose en cómo Él se manifiesta en las Escrituras, actúa en la Iglesia a lo largo de la historia, además de resaltar la importancia de su presencia y acción en la vida de la Iglesia y de los fieles.
El Pontífice comenzó recordando que a lo largo de los tres primeros siglos, la Iglesia no había formulado explícitamente su Fe en el Espíritu Santo, sin embargo, las herejías obligaron a los concilios a aclarar la doctrina.
El Espíritu Santo es vivificante
El Concilio de Constantinopla, en el año 381, definió la divinidad del Espíritu Santo, afirmando: “Creo en el Espíritu Santo, Señor que da vida y procede del Padre [y del Hijo]; y con el Padre y el Hijo es adorado y glorificado”. En este sentido, Francisco destacó la importancia de reconocer que el Espíritu Santo comparte la misma divinidad que el Padre y el Hijo, siendo adorado y glorificado en la misma medida.
Además, destacó la afirmación del Credo de que el Espíritu Santo es “vivificante”, es decir, “dador de vida”. Así como al principio de la creación, el soplo de Dios dio vida a Adán, transformándolo de un hombre de barro en un ser vivo, “en la nueva creación, el Espíritu Santo es quien da a los creyentes vida nueva, vida de Cristo, una vida sobrenatural, la vida de los hijos de Dios”.
Gran esperanza de los cristianos
Según el Papa, la vida nueva en el Espíritu es la gran esperanza de los cristianos, ya que es vida eterna y el Espíritu Santo libera a los fieles del temor de que todo termine con la muerte terrena. La reconfortante noticia es que “¡la vida que nos da el Espíritu Santo es vida eterna! La fe nos libera del horror de tener que admitir que todo termina aquí, que no hay redención para el sufrimiento y la injusticia que reinan en la tierra”.
Finalmente, el Pontífice instó a los fieles a mantener la fe en el Espíritu Santo y dar gracias por el don de la vida eterna que Jesús nos dio con su muerte y resurrección. “Cultivemos también esta Fe por aquellos que, muchas veces sin culpa alguna, carecen de ella y son incapaces de dar sentido a la vida. ¡Y no olvidemos agradecer a Aquel que, con su muerte, nos obtuvo este don inestimable!”, concluyó. (EPC)
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