jueves, 21 de noviembre de 2024
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Iglesia rechaza la propuesta de cobrar la entrada a la catedral de Notre-Dame

La ministra de cultura francesa, Rachida Dati, propuso cobrar la entrada para visitar la catedral de Notre Dame como medio para financiar la conservación de las iglesias en Francia.

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Foto: Paris_all_about/ X

Redacción (27/10/2024 09:35, Gaudium Press) Unas semanas antes de la reapertura de Notre-Dame de París, la Ministra de Cultura, Rachida Dati, propuso, el 23 de octubre, la implementación de una tarifa de entrada para los turistas en la catedral, como parte de un plan integral para preservar el patrimonio religioso y “restaurar todas las iglesias de Francia”. Según ella, un ticket de 5 euros por persona generaría unos ingresos anuales de 75 millones de euros. Sin embargo, esta propuesta, que distingue entre turistas y fieles, fue rápidamente rechazada por la Iglesia católica.

En un comunicado, la Iglesia afirma que la Catedral de París no puede convertirse en un espacio pago: debe permanecer abierta y accesible de forma gratuita para todos.

Una iglesia no es un museo, sino un lugar sagrado

En un reciente comunicado de prensa, la arquidiócesis de París afirma que “el libre acceso a las catedrales y a las iglesias está justificado tanto por las disposiciones de la ley de 1905 que separa la Iglesia del Estado, como por la misión fundamental de las iglesias: acoger incondicionalmente y, por tanto, necesariamente gratuita, a todos los hombres y mujeres, independientemente de su religión o creencias, de sus opiniones y de sus medios económicos”. Fijar un precio para el acceso al interior del edificio podría “llevar inevitablemente a que la gente renuncie a visitar una catedral que, por naturaleza, está abierta a todos”.

“Además, en Notre-Dame los peregrinos y los visitantes nunca se han distinguido: los servicios se celebran durante las visitas y las visitas continúan durante los servicios. Como ocurre en el resto de Europa, establecer diferentes condiciones de acceso para peregrinos y visitantes supondría una separación física que les privaría de la comunión entre ellos, que es la esencia misma del lugar, y les impediría vivir el monumento como tal un todo y su infinita belleza”.

Mons. Dominique Rey, obispo de Fréjus-Toulon, destacó que “la catedral de Notre-Dame de París, como todas las iglesias, sigue siendo, ante todo, la casa de Dios, un santuario abierto a todos, creyentes y no creyentes”, y que las iglesias son “refugios espirituales” accesibles a todos, sin distinción. Y añadió que los edificios sagrados deben ser gratuitos como símbolo de la universalidad de la Iglesia: “La casa de Dios, por su propia naturaleza, debe permanecer accesible a todos sin barreras, como reflejo de la generosidad de Dios”. También destacó que “una iglesia no puede convertirse en museo”, y debe mantener su vocación espiritual y no reducirse a una atracción turística.

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