Nació en Lituania. Quisieron que fuera comerciante, pero él quería ser religioso. De su celda salía fuego.
Redacción (12/11/2024, Gaudium Press) San Josafat Kuncewicz, nace en Lituania, entonces bajo el dominio de Polonia, en 1580, de nobles empobrecidos dedicados al comercio.
Sus padres lo envían a Vilna, a la casa de un rico comerciante, para que haga carrera como tal, pero detesta crecientemente el comercio, mientras la piedad se va consolidando.
Vilna era pasto de todo tipo de herejías. Esto hace que San Josafat se afirme aún más en la ortodoxia y decida entrar en la Orden de San Basilio, en 1605.
Un día una mujer de mala vida, habiendo escuchado su fama de virtud, lo busca. Él la espanta a bastonazos, hecho acrecienta su fama.
Los cismáticos lo persiguen, pues su acción los molesta. Es ordenado en el año de 1609.
En el estudio alcanza grandes metas. Sus prédicas convierten y conmueven, se le llega a llamar Arrebatador de almas. Las funciones se suceden y acumulan unas a otras: vicario, administrador en los campos temporal y espiritual, ecónomo, maestro de novicios, además de todas las actividades que su caridad le imponía, como limosnero, aliviador de enfermos, etc.
Fenómenos místicos
Los fenómenos místicos comienzan a acompañar su vida.
Una vez los hermanos ven que de la celda de San Josafat sale fuego y dan la voz de alarma. Cuando entran, el santo estaba postrado en el suelo con los brazos en cruz. Era solo eso.
A veces oleadas de demonios invaden la iglesia del monasterio y lanzas aullidos horrorosos. San Josafat va hasta la capilla, los ahuyenta, hacen que vayan hasta el cementerio, luego los lanza por las tumbas.
Los monjes a veces ven a unos seres magníficos que lo auxilian en la misa; eran ángeles. Cuando reza delante de una imagen de la Virgen salen de ella rayos que lo envuelven con su luz.
Obispo
En 1617 es elegido obispo de Vitebsk, con derecho a sucesión al Arzobispado de Polock. No podía dejar de detestar la herejía y rechaza los avances que se le hacen para que acepte una paz a todo costo con los cismáticos. Los cismáticos agreden a los católicos mientras se presentan como víctimas. El santo no cede.
El odio, esta vez mortal, de los cismáticos, sigue en aumento, y deciden asesinarlo.
El 12 de noviembre de 1623, encontrándose en Vitebsk, la turba de los conspiradores lo espera a la puerta del templo. Pero su presencia los detiene y llega al Palacio Episcopal. Allí entra la chusma, que sin embargo sigue con miedo de tocarlo, pero al final dos bandidos lo destrozan. Una mujer que le estaba arrancando la barba queda ciega. El palacio fue cubierto con una misteriosa nube de la cual salía un rayo que se posaba sobre el cuerpo.
Luego el cuerpo es lanzado en un río, pero los hechos milagrosos siguen: un rayo de luz indica su posición.
Del palacio los magistrados ordenan sacar algunos objetos de culto. Alguien transportaba una caja que se cae, se abre, del cáliz rueda hasta sangre del santo, luego el cáliz regresa a la caja de forma inexplicable. Era la manera en que Dios expresaba de que el sacrificio de su santo obispo se había unido al sacrificio de Cristo.
Después de 6 días su cuerpo es rescatado del río, sin señales de putrefacción. El pueblo comienza a rumorar que se había matado un santo y maldice a los asesinos.
El cadáver queda expuesto 10 días en la catedral de Polock, porque el pueblo quiere satisfacer su piedad. Empiezan a verificarse los milagros, numerosísimos.
Es canonizado el 29 de junio de 1867.
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