El Arzobispo ha recordado que “los cristianos no nos podemos limitar a compartir el dolor, seríamos los más desgraciados, queremos ante todo compartir la esperanza”.
Redacción (20/11/2024 09:55, Gaudium Press) Mons. Enrique Benavent, Arzobispo de Valencia, España, ha presidido la eucaristía en la Catedral madrileña de la Almudena, celebrada por todos los obispos de España, en solidaridad por todos los afectados del fenómeno de la DANA. El acto aprovechó que en este momento se desarrolla la asamblea plenaria del episcopado español.
“Deseamos que la cercanía y la solidaridad de la Iglesia os conforte y el sufrimiento se vea compensado por el afecto de todos”, dijo el Arzobispo.
El prelado, agradeció “la cercanía que todos nos habéis manifestado, comenzando por el Santo Padre y siguiendo por todos vosotros, los obispos de las diócesis españolas, así como de las parroquias, asociaciones, movimientos. Cualquier gesto y ayuda es confortador para todos nosotros”.
Mons. Benavent afirmó que la tragedia, ha dado también ocasión a la manifestación de la solidaridad.
“Ha habido personas que en las horas más dramáticas han arriesgado su vida para salvar la de los demás; hemos visto la solidaridad de asociaciones e instituciones, entre las que hay que mencionar a la Iglesia, que han ofrecido sus locales e instalaciones para acoger a los afectados y ofrecerles lo que necesitaban en los primeros momentos; el testimonio de los miles y miles de voluntarios, muchos de ellos jóvenes que, de una manera espontánea, se han ofrecido para ayudar a los afectados; la profesionalidad de los cuerpos de seguridad y de todos los servidores públicos venidos de toda España, que no se han limitado a realizar su trabajo, sino que lo han hecho con un auténtico espíritu de servicio y entrega. Todo esto es una manera de acercarse a todos los que están sufriendo para aliviar en lo posible su dolor, para sembrar esperanza en su corazón”. También ha añadido, “nos alegramos de todo el bien que se hace, de donde venga, porque nos hemos sentido verdaderamente hermanos de todos”.
La esperanza es Cristo y su Madre
Pero también marcó sus palabras con el signo de la esperanza, que es sobre todo la persona de Cristo:
“Nuestro mundo nos hace creer tanto en nosotros mismos que nos incapacitamos para creer en Dios. Y sólo el amor de Cristo es el tesoro que nos da la verdadera alegría”. También ha planteado: “Ante el misterio del sufrimiento y de la muerte surge en nuestro corazón la pregunta más profunda: ¿Significa esto que Dios ha dejado de amarnos? Si nuestra solidaridad tiene un nombre, también lo tiene nuestra esperanza: es Cristo”.
El Arzobispo, que ha celebrado con la imagen de la Virgen de los Desamparados y con una réplica del Santo Cáliz de la Catedral de Valencia, ha apelado a la fe en la Virgen, “en Valencia la invocamos como Madre de los Desamparados” recordando que “los valencianos, y también el Santo Padre, le hemos dirigido nuestras miradas llenas de amor. Es una mujer creyente, su fe es más fuerte que su dolor, fijémonos en su fe: que todos los afectados tengan la certeza de que Dios no ha dejado de amarlos y no han sido abandonados por Él. Ella comparte el dolor, los que más sufren son los que ocupan el primer lugar en su corazón. Que lleguen a experimentar su consuelo y su cercanía maternal”.
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