Hoy la Iglesia conmemora a San Lorenzo Giustiniani, que fue obispo de Venecia a finales de la Edad Media. Cuando tenía 19 años, una comunicación del cielo definió su vida.
Redacción (08/01/2025 08:07, Gaudium Press) Hoy la Iglesia conmemora, entre otros santos y beatos, a San Lorenzo Giustiniani, o San Lorenzo Justiniano, que fue obispo de Venecia a finales de la Edad Media.
Nace San Lorenzo en Venecia en 1381. Su padre era de ilustre alcurnia, así como su madre. Eran de la nobleza de la comunidad de repúblicas. Su padre, Bernardo, muere pronto, dejando a la viuda también joven y con muchos hijos pequeños, pero ella se dedicó por entero al cuidado y educación de sus hijos, incutiéndoles el amor a la virtud. Ella le dedicó cuidados especiales a Lorenzo, al contemplar la generosidad de su alma. También lo amonestaba con firmeza, particularmente por desear cosas que estaban fuera de su alcance.
Una comunicación que definió una vida
Cuando tenía 19 años, tuvo una comunicación del cielo para que se entregara al estudio de las cosas de Dios, y favoreciese su piedad. Le pareció contemplar a la Eterna Sabiduría, Dios Nuestro Señor, bajo la forma de una doncella resplandeciente que le decía: “¿Por qué buscas descanso para tu mente en las cosas exteriores, a veces en esto y a veces en aquello? Lo que tú quieres no podrás encontrarlo más que en mí: está en mis manos. Búscalo en mí, que soy la ciencia de Dios. Al tomarme por compañía y única meta, tendrás sus inagotables tesoros”. Así lo hizo. Para obtener consejose dirigió a un tío, que era un santo sacerdote, Marino Quierini, quien le dijo que se abrían dos caminos para él: los honores y placeres del mundo, y la renuncia en pos de Cristo. Después de meditar en casa, Lorenzo levantó la vista al crucifijo y dijo al Señor: “Tú, ¡Oh Señor! Eres mi esperanza. En Ti encontraré el árbol de la fortaleza y el consuelo”. Empezó a castigar sus malas inclinaciones con la mortificación.
Su madre un día le manifestó su deseo que se casara, temerosa de sus mortificaciones, pero poco después Lorenzo se retiró al capítulo de San Jorge, en Alga, y fue admitido en la comunidad. Se destacó en su pedido de limosna por las calles para beneficiar a los pobres,
En el año de 1406 fue ordenado sacerdote. Su conocimiento profundo de las cosas espirituales se tornó patente, y la gente empezó a destacar su prudencia en la dirección de almas. Insistía en sus dirigidos y discípulos que la humildad es requisito para alcanzar los favores de Dios.
En 1433 el Papa Eugenio IV lo nombra para la sede arzobispal de Castello, una diócesis que incluía parte de Venecia. Ahí se destacó en su favorecimiento a los pobres.
Todos los fieles amaban y respetaban a un pastor tan santo. Cuando algún personaje se oponía a sus reformas religiosas, llegaba a vencerlo por medio de la bondad y la paciencia. Cierto hombre que se indignó contra un decreto del obispo sobre los entretenimientos en el teatro, le llamó «viejo monje escrupuloso» y trató, en vano, de poner al público en contra suya. En otra ocasión, se lanzaron gritos contra él en la calle para acusarle de hipócrita. El obispo oyó los insultos serenamente, sin alterar el paso. Tampoco le alteraban los halagos y, por cierto, que todos sus actos demostraban un perfecto equilibrio, una paz constante y una serenidad absoluta. Bajo su gobierno, cambió radicalmente el aspecto de la diócesis. A diario, verdaderas multitudes se reunían frente a la casa del obispo para solicitar consejo, consuelo y caridad; su puerta y su bolsa estaban siempre abiertas para los pobres.
San Lorenzo dejó algunos escritos ascéticos muy valiosos; tenía setenta y cuatro años cuando escribió su último trabajo, titulado “Los Grados de Perfección”.
Fallece el 8 de enero de 1455.
Con información de Catholic.net y El Testigo Fiel.
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